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lunes, 6 de julio de 2020

LECTURA DE GÉNESIS 34


COMENTARIO

En Génesis 34 se nos narra dos eventos donde podemos ver cuales son las consecuencias de no saber controlar nuestras pasiones. Por un lado Siquem quien abusa de Dina, hija de Jacob, trayendo muerte y destrucción sobre si mismo, su familia y su pueblo; y por otro lado los hijos de Jacob, hermanos de Dina (Simeón y Levi), que no controlan su ira la que los lleva a desbordar su venganza aún sobre gente inocente, poniendo en riesgo la supervivencia de su clan.

Podemos entender mejor la situación a partir de su contexto cercano, el cual lo encontramos en Gn 33:17-20, en este pasaje se nos menciona que después de la separación de Jacob y Esaú. Jacob habito en un territorio llamado Sucot, y finalmente pone sus tiendas frente a la ciudad de Siquem, comprando una parte del campo a los hijos de Hamor, Padre de Siquem. No sabemos porqué Jacob toma esta decisión, sin embargo a semejanza de Lot sobrino de su abuelo no considera que el habitar junto a una ciudad pagana, nunca sera seguro. 

Tanto Abraham como su padre Isaac si bien se trasladaron durante diferentes lugares de Canaán durante su peregrinaje, finalmente habitaron en Beerseba (Gn 21:33, 22:19, 28:10), años atrás Abraham había hecho un pacto de paz con Abimelec en esta tierra, así que era un lugar seguro para los patriarcas, sin embargo vemos que Jacob, a su regreso de Harán decide no habitar allí sino cerca a una ciudad pagana, y de esa manera expone a su familia  a la idolatría de esa ciudad, recordemos que una de las características de estas ciudades Cananeas era su idolatría, Jacob al estar tan cerca, expone también a sus hijos a tener contacto con mujeres de esa ciudad, recordemos que era necesario que los hijos de Abraham no se juntaran con mujeres de estos pueblos, y eso lo vemos tanto en la vida de Isaac, su padre quien a diferencia de su hermano Esaú no toma mujer de estas regiones (Gn 27:46, 28:1-2). Sin embargo Jacob dejado talvez llevar por el esplendor de esta ciudad y la posibilidad de comercio, olvida y descuida el cuidado espiritual que como padre debe tener de sus hijos.

1. Una vileza cometida: La violación de Dina

Es en este contexto, que entendemos mejor la situación trágica vivida por Dina, hija de Lea y Jacob. Vemos en el verso 1 del capitulo 34, que Dina va a ver a las hijas del país, nuevamente vemos el descuido de Jacob, al dejar que su hija vaya sola a esta ciudad, donde finalmente sera ultrajada por Siquem, hijo de Hamor heveo, príncipe de esta tierra (Gn 34:2). Se hace mención que Siquem se enamora de Dina, y Hamor padre de Siquem va a hablar con Jacob para pedirle la mano de su hija para Siquem. Los hijos de Jacob al enterarse de lo sucedido se entristecieron y enojaron mucho. Pero Hamor les ofrece que emparenten entre ellos y hagan alianzas comerciales (Gn 34:9-10), Siquem también les ofrece aumentar la dote por la mano de Dina (Gn 34:11-12). Esta parecía la mejor solución en términos humanos, pero Jacob sin saberlo expuso a su familia a desviarse de los propósitos de Dios, era necesario que ellos no se casasen ni emparentasen con naciones paganas, recordemos el mandato que Abraham le da a su siervo cuando va a buscar esposa para Isaac, no debían unirse a mujeres de esas tierras (Gn 24:3). A través de los hijos de Israel se iba a formar las 12 tribus de Israel, y el futuro pueblo de Dios, era crucial que ellos no se mezclasen con pueblos paganos, debido a que se corría el riesgo que desaparecieran como nación y acabaran formando parte de las naciones cananeas que le rendían culto a falsos dioses. 

2. Una ira descontrolada: La venganza de Simeón y Levi

En el verso 13 al 17, se nos hace mención que los hijos de Jacob se dirigen a Hamor y Siquem con palabras mentirosas, y les dicen que ponen como requisito para aceptar su propuesta el que ellos y su pueblo se circunciden, el relato bíblico nos menciona que Siquem se apresuro en hacer lo que se le dijo porque estaba enamorado de Dina (Gn 34:19) y convenció junto con su padre Hamor a todo varón que pasaba por la puerta de la ciudad en hacer lo mismo para poder de esta manera emparentad con los hijos de Jacob y hacer alianza comercial con ellos, los cuales al escucharlos accedieron (Gn 34: 20-24). Pero al tercer día en donde se sentían los mayores dolores, el texto bíblico nos relata que Simeón y Levi, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada y mataron a todo varón, a Hamor y a Siquem (34:25-26), no contentos con ello saquearon la ciudad y llevaron cautivos a mujeres y niños (34:27-29) . Ante este hecho tan terrible Jacob reprende duramente a sus hijos, diciéndoles que por causa de sus violentas acciones lo han hecho abominable a los ojos de los pueblos de esas regiones, y han expuesto a todo su clan a destrucción. Frente a este reprensión Simeón y Levi, justifican su violencia recordandole a Jacob la violación de su hermana (Gn 34:30-31). 

Nada justifico las acciones de Simeón y Levi, es verdad que Siquem había cometido un acto vil con Dina, pero la solución no era la venganza, la cual los llevo a desbordar su ira sobre toda una ciudad, sobre niños y mujeres que nada tenían que ver con el asunto, y a su vez fue un pretexto para adueñarse de sus posesiones. Al hacer esto, Levi y Simeón quitaron de las manos de Dios el poder hacerse cargo del asunto, y tomaron la venganza en sus manos, exponiéndose ellos mismos a la ira de Dios por su violencia. El apóstol Pablo en su carta a los Romanos menciona: 

"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, dino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito esta: Mía es la venganza, yo pagare, dice el Señor" (Rom 12:19)

La venganza no es la solución para el hijo de Dios, somos llamados a perdonar, y dejar lo demás en las manos de Dios. Ahora como hijos de Dios podemos hacer esto, gracias a la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

El pasaje nos relata cuales son las consecuencias de dejarse llevar tanto por la lujuria como por la ira, el rey Salomón en uno de sus proverbios menciona: 

"Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad" (Prov 16:32). 

El dejarnos llevar por nuestras pasiones no es un signo de hombría, en nuestra cultura actual, se invita a dejarnos llevar por nuestras pasiones como equivalente a supuesta libertad, y se exalta de esta manera el desenfreno humano. Sin embargo para Dios, el ejercer dominio propio sobre nuestras pasiones es sabio, es digno y es agradable a sus ojos, la verdadera libertad se experimenta cuando no nos dejamos gobernar por ellas, ya que demuestra que somos hombres capaces de dominarnos y de tomar decisiones que nos llevaran por sendas de paz y seguridad. 

"El que tarda en airarse es grande de entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad" (Prov 14:29).

Finalmente, Jacob al final de sus días, dirijiendose a Simeón y Levi menciona: 

"Simeón y Levi son hermanos; armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; y su ira que fue dura. Yo los apartare en Jacob y los dispersare en Israel" (Gn 49:5-7). 

En su sed de venganza quisieron apropiarse del territorio y posesiones de Siquem, actuando con mayor vileza que el, y vemos como Dios a través de las palabras de Jacob les devuelve las consecuencias de su falta de temor y crueldad, Simeón sera una de las tribus que prácticamente seria absorbida por las demás tribus, y Levi, no tendría jamas posesión territorial entre sus hermanos, sin embargo Dios en su gracia les extendería misericordia concediéndoles el privilegio del sacerdocio y ministros del tabernáculo (Num 1:47-50).




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