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jueves, 23 de julio de 2020

ÉXODO 3



COMENTARIO

Han pasado ya 40 años desde que Moisés salio como un fugitivo de Egipto (Hchs 7:30), ha morado en Madián todo este tiempo, de ser un príncipe egipcio, ahora es un pastor de ovejas, Dios le ha concedido una esposa e hijos. Apacentando las ovejas de Jetro, su suegro, sacerdote Madián, llega al monte Horeb o Sinaí (Ex 3:1). Y es allí donde Dios se le manifiesta en una zarza ardiente, que no se consumía. Moisés esos 40 años ha visto muchas veces zarzas ardiendo, en el desierto del Sinaí puede llegar a subir tanto la temperatura que no es raro ver ello, sin embargo lo que le llama la atención a Moisés es que a pesar que la zarza ardía ella no se consumía. 

1. Un personaje llamado "el ángel de Jehová":
En el verso 2 se hace mención que "el ángel de Jehová" se le apareció en la zarza ardiente, y cuando Moisés se iba a acercar a ver, Jehova le habla desde la zarza, aquí encontramos lo que se conoce como una "Teofanía", vemos a este personaje que va aparecer muchas veces en la escritura con el título del "ángel de Jehová", pero cuando habla lo hace con la autoridad divina (Gn 16:10, Jueces 13:16-22), algunos comentaristas y estudiosos relacionan a esta manifestación visible de Dios en el AT, con el Señor Jesucristo, no queriendo decir que El Señor sea un ángel, sino es uno de los títulos dados en el AT, haciendo referencia al mensajero divino de Dios.

2. La presencia santificadora de Dios:
Cuando Moisés se acerca, inmediatamente Dios le dice, que no se acerque más, "quita el calzado de tus pies, porque la tierra que estas pisando es santa". Los hombres tenemos la tendencia a adorar lo terrenal, algo que debemos entender es que cuando Dios le dice a Moisés, que se quite el calzado por que la tierra era santa, era la presencia de Dios allí que hacia santo ese lugar, lo que hacia santo esa tierra y ese monte era que Dios estaba allí. De la misma manera cuando Dios nos dice que somos santos, podemos tener un conflicto interno pues cuando nos vemos a nosotros mismos, nuestras luchas, debilidades y pecados, podemos decir ¿Cómo es posible que sea santo?, el error aquí es que nos vemos a nosotros mismos sin considerar que es Dios en nosotros, quien nos hace santos, la palabra santo en el original significa "diferente", cuando la escritura dice que Dios es Santo, una de las cosas que quiere decir aparte de su pureza, es que el es diferente a nosotros, que el está por encima de todo lo creado es por ello que no se le puede representar con imagen alguna, porque no hay nada visible al ojo humano que pueda representarlo.

Entonces cuando Dios nos dice, que somos santos un aspecto que debemos tener claros, es que lo somos porque ahora él mora en nosotros por medio de su Espíritu Santo, y es la presencia de Dios en nosotros la que nos hace santos, la que nos hace diferentes a los demás, no porque seamos especiales en nosotros mismos sino por Dios. Entonces entendiendo que somos santos por la presencia de Dios que mora en nosotros, ello nos dará mas consciencia y poder para que también nuestra vida, conducta y pensamiento sean santos, es posible ahora, porque Dios mora en nosotros y El es quien santifica a quienes ha llamado y escogido, esto es a lo que se refiere Pablo en su primera carta a los Corintios cuando les dice: 

"A los santificados en Cristo Jesús que están en corinto, llamados a ser santos" (1 Cor 1:2).

3. El Dios que conoce la aflicción de su Pueblo
Desde el verso 7 al 9, es interesante poner atención en los verbos, Dios le dice a Moisés: "He visto...", "he oído...", "he conocido...", "he descendido para liberarlos y sacarlos...", "Yo he escuchado su clamor", "he visto su opresión". En el verso 6, Dios se presenta a Moisés como el Dios de sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, el mismo Dios que siglos atrás ha estado con los patriarcas, quien llevo a su pueblo a Egipto, está cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas, y tal como le dijo a Abraham, les haría regresar a la tierra que le daría como heredad (Gn 15: 13-16). Dios juzgaría a la nación que los estaba oprimiendo (Gn 15:14a; Ex 3:20), y les haría salir con gran riqueza, lo cual también le dice a Moisés (Gn15:14b; Ex 3:21-22). Dios ha permitido que ellos se multipliquen en Egipto, el punto aquí es que si hubieran permanecido cómodos sin dificultades en Egipto, nunca hubiesen clamado a Dios, pero su servidumbre y aflicción los llevo a clamar a Dios y a recordar al Dios de sus padres. De la misma manera Dios nos llama muchas veces a través de circunstancias difíciles que El permite para que clamemos a El y entendamos que nuestro hogar no esta en el mundo -representado por Egipto, sino en Canaán, para nosotros, "la patria celestial",que nos espera cuando nos encontremos con el Señor. Mientras estemos en este mundo, Dios permitirá que pasemos tanto circunstancias hermosas como tristes, no debemos menospreciar las dificultades porque son la forma en la que Dios nos lleva a clamar y ver su mano en nuestras vidas.

4. El llamado de Moisés
Finalmente, Dios llama a Moisés, él ahora esta listo, Egipto a quedado atrás en su corazón, y se ve asimismo como un incapaz en términos humanos, vemos ello en su respuesta, en la cual vemos 4 excusas dadas por Moisés, veremos las primeras dos en este capitulo 3:

a. ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón? (Ex 3:11), años atrás el hubiera dicho, soy un príncipe de Egipto, sin embargo ahora el orgullo y la soberbia en sí mismo han desaparecido, y es allí donde le toca depender de Dios en la titanica misión que tiene por delante. Dios sabe ello y le dice: "Yo estaré contigo" (Ex 3:12). Esto es vital en el ministerio, Dios asegura el éxito de la misión, no que será sencillo, pero si que se cumplirá, ¿Por qué? porque la presencia de Dios estará con su siervo, esto es crucial, y lo que Dios busca es darle confianza al corazón de Moisés. Es lo mismo que vemos en la "Gran comisión", que Dios le da a sus discípulos y a todos nosotros, cuando Él da la Comisión, luego de ello dice: "Y he aquí yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28: 18-20). entonces lo que asegura el éxito de la misión es la presencia de Dios, ello debe llenar de confianza nuestros corazones y era lo que Dios buscaba también en Moisés.

b. ¿En nombre de quién me presentaré delante de mi pueblo?" (Ex 3:13), ante esta pregunta Dios se revela como no se ha revelado a ninguno de los Patriarcas, diciéndole: "y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros, ...Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos" (3:14-15), sin embargo Dios se identifica a su vez como el Dios de sus padres, Abraham, Isaac y Jacob (Ex 3:6, 16), de esta manera los hijos de Israel tendrían plena certeza que el Dios que los estaba liberando era el mismo Dios de sus padres, el cual los había llevado a Egipto y ahora cumpliendo las promesas hechas a sus padres los estaba liberando y llevando a la tierra prometida (3:8 y 17). Entonces vemos aquí otro aspecto muy importante, Dios es quien llama, y quien se da a conocer a su siervo, el que es llamado tiene que tener claro ello y tiene que conocer a su Dios, para dar a conocer a ese Dios. Por ello la necesidad de que todo hijo de Dios, busque ser lleno de la Palabra y crezca en su conocimiento de Dios, ya que todo hijo es llamado a ser siervo.

Veremos en el siguiente capítulo las otras dos excusas de Moisés que Dios se encargará de derribar, porque cuando Dios llama, El se encarga de capacitar.




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