COMENTARIO
Muchas veces podemos poner excusas para no servir al Señor, vemos en este capitulo 4 de Éxodo, como cuando Dios escoge y decide usarnos, Él se encargará de derribar nuestras excusas. Ahora vemos que en el caso de Moisés sus excusas brotaban en el hecho de que el se veía insuficiente e incapaz para la labor que Dios le pedía realizar, es por ello que Dios en cierta medida le tiene paciencia ya que su respuesta negativa al inicio no brotan de rebeldía a la voluntad de Dios. Algo que este capítulo nos enseñara es que cuando Dios llama Él se encarga en primer lugar de santificar a su instrumento y en segundo lugar de capacitarlo.
a. Santificado para dar fruto perdurable:
Dios había llevado a Moisés por 40 años a Madián, y es allí donde se encarga de quitarle toda la autosuficiencia que tenía por haberse criado en el palacio real, todo su orgullo, todas las cosas que podrían producir en él, confianza en sí mismo. El libro de los hechos en el último discurso de Esteban nos menciona que Moisés en la primera etapa de su vida era "poderoso en hechos y en palabras" (Hchs 7:22), sin embargo vemos 40 años después un Moisés que dice de sí mismo "nunca he sido un hombre de fácil hablar, pues soy torpe en las palabras" (Ex 4:10), Dios se ha encargado de derribar la autosuficiencia de Moisés, y ahora está listo para cumplir la misión para la cual Dios lo había llamado. Cabe recalcar que no estamos diciendo que la preparación intelectual sea mala, lo que estamos diciendo es que las capacidades humanas no es lo más importante para Dios, en ese sentido es la persona lo más importante, el capacita su instrumento y solo podemos estar preparados para poder cumplir las obras de Dios desde la humildad. Por ejemplo Pablo era entre todos los apóstoles el único que era letrado, y quien había estudiado, el como indica en su defensa delante del pueblo Judío (Hchs 22:3), sin embargo no las consideraba como importantes o cruciales, es mas las consideraba como perdida a fin de conocer al Señor, sin embargo Dios uso toda su preparación teológica en la escritura de sus epístolas, las cuales han bendecido a todas las generaciones de creyentes. Sin embargo Pablo antes de ser enviado a su misión, tuvo que pasar un tiempo en el desierto (Ga 1:17), donde Dios fue formando su corazón en la humildad.
b. Capacitando al instrumento
En el capítulo anterior vimos las dos primeras excusas de Moisés delante de Dios, ahora vemos que Moisés presenta dos excusas más, el menciona:
- "Los israelitas no creerán que yo soy el mensajero de Dios" (4:1)
- “No tengo facilidad de palabra” (4:10)
Frente a esta tercera excusa, Dios le da a Moisés 3 señales las cuales serán una prueba para el pueblo y delante de faraón que él era un enviado de Dios, vemos que desde un inicio las señales que Dios daba a sus siervos tenían el propósito de autentificar y confirmar el mensaje dado, las señales no tenían el propósito de hacer un show, ni que la atención se ponga en Moisés, sino en Dios, y que se supiera que la persona que las hacia estaba dando un mensaje que venia del Dios verdadero. Vemos esto también en el libro de los hechos (Hchs 4:29-30), donde los discípulos piden valentía para hablar con denuedo la Palabra y Dios confirmaría esta Palabra a través de las señales, milagros y prodigios.
Entonces vemos que las señales que Dios le da a Moisés tenían el propósito de que los ancianos del pueblo y el pueblo mismo creyera sus palabras (Ex 4:29-31), y supieran que él era la respuesta de Dios a su clamor, que Dios los había escuchado y ahora los libertaria por manos de Moisés, y trasladaría a la tierra prometida.
Finalmente, frente a la cuarta excusa, Dios se encargará de mostrarle que Él era quien daba todas las cosas necesarias a quien él escogía (Ex 4:11-12), Moisés menciona "no se hablar!!!", pero la respuesta de Dios es: yo le he dado la lengua al hombre, yo estaré con tu boca. Y en su paciencia frente a la insistencia de Moisés de que no es apto para la misión también le proveería a su hermano Aarón para que hablara en lugar de él, delante del pueblo y del faraón (Ex 4:14-16). Vemos en esta última sección que Dios capacita al que llama, lo hizo con Moisés, y aún lo sigue haciendo con cada uno de nosotros, hombres débiles, vasos de barro, frágiles, insuficientes, pero útiles en las manos del Dios Todopoderoso.
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