COMENTARIO
El libro de Éxodo comienza con el relato de los hijos de Israel en Egipto, país a donde emigraron a petición de Jose (Gn 45:9-11) y del cual inmigraron 430 años después (Ex 12:40), bajo el liderazgo de Moisés tal como Jacob lo había mencionado antes de morir (Gn 48:21). Cuando Jacob llega a Egipto el número de personas de su familia eran 70 personas, incluyendo los hijos de José (Gn 46:27, Ex 1:5).
En Éxodo 1:7, se hace mención de la tremenda multiplicación del pueblo de Israel en Egipto, lo cual produjo temor en el faraón y su pueblo (Ex 1:9-10). Según el contexto histórico (Ex 12:40), de acuerdo a esto, cuando José llega a Egipto, Egipto estaba bajo un pueblo llamados los Hicsos, estos pueblos descienden de Cétura la segunda esposa después de la muerte de Sara, este pueblo invadió Egipto en el año 1700 a.C y mantuvieron el poder hasta el 1550 a.C de acuerdo a la historia. Las ciudades de Pitom y Rameses mencionadas en Ex 1:11, fueron edificadas durante el gobierno de dos faraones Setos I (1305-1290 a.C) y Ramsés II (1290-1224 a.C), basados en estas evidencias históricas la fecha del Éxodo se sitúa aproximadamente en el 1250 a.C. Y esto demuestra que en esta época estaba gobernando Setos I (faraón que inició la persecución), y Ramsés II (faraón cuando el pueblo de Israel sale de Egipto).
No debemos olvidar que esta Multiplicación demográfica a gran escala, está ocurriendo en un contexto, en el cual los Israelitas habían sufrido esclavitud en manos de egipcios y que probablemente el promedio de esperanza de vida había disminuido, debido a los maltratos y trabajo arduo al cual eran sometidos. Sin embargo, a pesar de ello (Éxodo 1:12), hace referencia a que mientras más eran oprimidos, el pueblo de Israel más se multiplicaba. Vemos aquí la mano de Dios, era una multiplicación milagrosa. La esclavitud y dura opresión egipcia son un retrato de lo que el maligno hace en la vida de la una persona cuando esta aún no conoce al Señor (Ex 1:13-14). No debemos olvidar nunca de dónde nos sacó el Señor, debemos siempre estar agradecidos y considerar que antes éramos esclavos del pecado, pero ahora ya hemos sido libertados por el Señor para vivir una nueva vida con El.
Frente a la multiplicación masiva de los Israelitas, el nuevo faraón ordena a las parteras egipcias a que maten a los niños varones (Ex 1:15-16). Ahora vemos aquí la aparición de mujeres valientes, que prefirieron asumir las consecuencias de desobedecer al tirano Egipto, pero sin embargo vemos una vez más como Dios se agrada de todo aquel que le teme, no importa la nacionalidad que estas personas tengan (Hchs 10:34-35). Dios responde bendiciendo las familias de estas parteras (Ex 1:21). EL temor a Dios nos llevará a no tener temor al hombre y obedecer a Dios no importando las consecuencias, considerando las palabras del Señor:
"Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñare a quien debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí os digo a ese temed" (Lc 12:4-5)
Frente a la desobediencia a las órdenes del Faraón por parte de las parteras egipcias, el faraón ordena a todo su pueblo que echen al río a todo niño israelita que nazca, vemos como aquí la persecución se intensifica y se hace masiva por parte de todo el pueblo egipcio (Ex 1:22). Sin embargo Dios se proveería a un niño, que seria el libertador de su pueblo, al que llamarían Moisés, al haber sido salvado de las aguas del Nilo a manos del faraón.
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