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domingo, 28 de junio de 2020

LECTURA DE GÉNESIS 27


COMENTARIO

En el capitulo 27 del Libro de Génesis volvemos a la historia de los hijos de Isaac, Esaú y Jacob. En el capitulo 25 de génesis en la segunda sección se nos había narrado sus nacimientos, a Esaú como hijo primogénito le correspondían las bendiciones y ser el hijo sobre el cual recaería las promesas hechas a Abraham y su descendencia, vemos sin embargo que antes que naciesen Rebeca consulta a Jehova con respecto a estos niños y a la lucha que experimentaban aún dentro de su vientre (Gn 25:22-23), y se hace mención la respuesta de Dios: 

"Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo sera mas fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor"

Y aquí nuevamente encontramos "la elección de Dios", tal como el apóstol Pablo hace mención en (Rom 9:10-13), Dios había escogido al menor aún desde el vientre de su madre, antes que alguno de ellos hubieran hecho algo bueno o malo, y es aquí donde podremos entrar en conflicto, pero algo que hay que entender es que la elección de Dios, debemos entenderla desde la revelación de los atributos de Dios, Dios nunca actuara en disconformidad a lo que El es, y si creemos que El es Justo y Santo, en todos sus caminos, podemos tener la seguridad en que sus elecciones soberanas tienen ese carácter también. Recordemos que nosotros solo somos criaturas, El es el creador, y el esta llevando a cabo su plan de redención para todo el mundo y en ese plan el elige a quien usar y a quien no.

Ahora la elección de Dios se hará manifiesta también en la forma de vida y características de ambos hermanos, y vemos que por un lado tal como lo hace mención Gn 25:27-34, Esaú menospreciaba su primogenitura, y como ya se desarrollo en otro tópico anterior, la vendió por un "guiso rojo" (25:30), por lo cual se le llamo Edom, que significa rojo. Esaú era el tipo de hombre superficial que solo piensa en las cosas de este mundo y que menosprecia lo espiritual, Esaú sabia de las bendiciones que le correspondía por ser el hijo mayor, sin embargo frente a una necesidad física el estaba dispuesto a menospreciar lo espiritual.

Esaú no solo demostraba lo superficial de su corazón y su falta de interés por Dios y lo que el le daba, solo al menospreciar la primogenitura, sino también en sus elecciones de compañía y con quien compartir su vida, vemos en Gn 26:34 y 27:46, que Esaú a pesar del consejo de sus padres, de no unirse con mujeres que pertenecían a pueblos paganos, el no tomó en cuenta ello y lo hizo, tomando como dice el pasaje mujeres de las hijas de Het y de los cananeos, que eran pueblos idólatras que cometieron actos que Dios repudiaba, sin embargo Esaú dejándose llevar más por lo sensorial y externo, no considero el consejo de sus Padres, ni el mandato de Dios de que por ser el primogénito tenía que casarse con una mujer de la descendencia de Abraham. 

De igual manera nosotros debemos considerar la Palabra de Dios para nuestras relaciones, y no pretender unirnos a alguien que no es del pueblo de Dios, lo cual también lo advierte Pablo en su carta a los Corintios cuando les dice “No te unas en un yugo desigual, con el incrédulo..” (2Cor 6:14).

Dios nos permita examinar nuestros corazones para que como hijos de Dios, cultivemos nuestra relación con Dios, sea el nuestro tesoro, de tal manera que nuestras decisiones y elecciones estén sujetas a El y busquemos siempre honrarle con ellas, no debemos ser como Esaú que es figura del hombre que solo se deja llevar por sus deseos temporales y terrenales, muchas veces vendrán deseos y sentiremos cosas, pero debemos recordar que si ello es contrario a lo que Dios nos dice, esos deseos están brotando de nuestra naturaleza carnal que se revela contra Dios, por lo tanto no debemos considerar algo como valedero solo porque lo sentimos o deseamos, sino reconocer que el corazón es perverso y engañoso y buscar al Señor para que el ordene nuestros pensamientos y estén sujetos a El. Solo así finalmente podremos disfrutar de lo que el tiene para cada uno de nosotros en cada área de la vida y como dice Pablo, descubriremos que su voluntad es buena, agradable y perfecta. 

En segundo lugar en este capitulo, se nos hace mención que ya Isaac encontrándose muy anciano, había perdido la vista y sabiendo que sus días en la tierra llegaban a su fin, decide llamar a su hijo Esaú para bendecirlo (Gn 27:1-4), Isaac ordena a su hijo prepararle alimentos de su caza, para que pueda bendecirlo, Rebeca al escuchar esto llama a su hijo Jacob y le cuenta lo sucedido (Gn 27:6-7), y le dice: "Ahora, pues, hijo mio, obedece a mi voz en lo que te mando" (Gn 27:8). Sin saberlo Rebeca estaba llevando a cabo la voluntad de Dios, esto no justifica que sus acciones hayan sido las adecuadas, ya que veremos que esas acciones tuvieron consecuencias trágicas para su familia, Rebeca sabía lo que Dios le había dicho en Gn 25:23, pero quiso hacer a su forma, y no encontró mejor solución que engañar a su esposo y a su hijo, proponiendo y exponiendo a Jacob al odio de su hermano y al repudio de su Padre. Muchas veces podemos saber que es lo que Dios quiere, pero nos impacientamos y con ello podemos actuar locamente y finalmente traer consecuencias tristes para nosotros y los que nos rodean, producto de esto finalmente Rebeca tendría que ver partir a Jacob con la esperanza de que el vuelva a ella (Gn 27:43-45), pero sin saberlo nunca mas volvería a ver a su hijo Jacob.

Volvamos ahora al escenario en el cual Jacob usurpara a Esaú, Jacob entra a la presencia de su padre con el potaje hecho por su madre, frente a ello Jacob pide que se acerque lo toca y se percata que los brazos son como los de Esaú y también su olor, ya que Rebeca había vestido a Jacob con los vestidos de su hermano y había cubierto sus brazos con pieles de animales (Gn 27:15-16). Frente a esto su padre hace mención: la voz es de Jacob pero las manos de Esaú, y al olerlo, finalmente se convence que es Esaú (Gn 27:21-27). En el verso 27 al 29, se hace mención a la bendición de Isaac sobre Jacob, en esta bendición no solo le estaba dando lo que correspondía al hijo mayor, sino le estaba trasladando el derecho de ser aquel por cuya descendencia se cumplirían las promesas hechas a Abraham, las cuales Esaú había menospreciado. 

Cuando Esaú llega del campo con su potaje preparado y entra a la presencia de Jacob, se encuentra con la sorpresa que ha sido reemplazado, alza su voz y llora (Gn 27: 30-31 y 38). Ahora vemos en esta sección que Esaú nunca reconoció su desobediencia y menosprecio a las bendiciones de Dios, en el verso 34 al 36, se nos menciona que en todo tiempo el hecha la culpa a Jacob de haberlo engañado y haberlo ya suplantado dos veces, al robarle su primogenitura y ahora su bendición, eso no era cierto, el había vendido su primogenitura, es verdad Jacob se había aprovechado de el y había actuado mal, pero por otro lado Esaú demostraba con sus actitudes que de las bendiciones que había heredado solo le importaba lo material no lo espiritual, sus decisiones de elección de esposa, y su diario andar manifestaban que no tenia ningún interés en Dios (Gn 27:34-35), era necesario que aquel que iba a heredar las bendiciones estuviere dispuesto a seguir las pisadas de fe de Abraham, y vemos que Esaú no estaba dispuesto a ello.

Finalmente frente a la insistencia de Esaú, Jacob lo bendice, pero lo pone por debajo de su hermano (Gn 27:39-40), producto de esto los versos 41 nos mencionan que Esaú planeaba matar a su hermano después de la muerte de su padre, por lo cual Rebeca le pide nuevamente que escuche su voz y lo manda a la tierra de sus padres, donde habitaba su hermano Labán, con la esperanza de volver a traerlo a ella, después que su hermano haya bajado su ira y deseos de venganza (Gn 27:43-45). Como hemos mencionado esto nunca sucedería, y Jacob acabaría quedándose en la tierra de Labán por largo tiempo, donde finalmente tendría su propio encuentro con Dios.


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