Hemos llegado a Génesis 25, luego de la muerte de Sara, Abraham toma por mujer a Cetura, la cual le da hijos. Se hace mención el nombre de estos hijos, entre los cuales resalta el nombre de Madián, ya que veremos mas adelante en la historia de Moisés, que el precisamente se casa con una mujer que era hija de un sacerdote Madianita (Ex 2:15-16). Sin embargo Abraham le da todo lo que tiene a Isaac y a sus demás hijos les da dones, y los envía lejos de Isaac (25:5-6). Este punto es importante ya que Isaac es el hijo de la promesa, y sobre cual Dios le había dicho que iban a caer sus bendiciones del Pacto y en cuya Simiente serian benditas todas las familias de la tierra (Gn 22.18).
Recordemos que Génesis fue escrito por Moisés, y que el auditorio original eran los hijos de Israel que estaban en el desierto, Se había levantado una segunda generación que estaba a punto de entrar a la tierra prometida, debían tener esa seguridad y confianza que ellos eran hijos de Abraham, Isaac y Jacob, por lo cual herederos de las bendiciones de Abraham (Dt 1:8), llamados a imitar su fe (Dt 30:20). De la misma manera nosotros que hemos creído en Cristo, "La Simiente de Abraham" (Ga 3:16); y a través de El hemos venido a ser herederos de la promesa e hijos de Abraham (Rom 4:16, 23-24; Ga 3:18) y llamados también a seguir las pisadas de fe que el tuvo (Rom 4.12b).
La Muerte de Abraham e Ismael
Abraham vivió 175 años, esto es después que salio de Ur hacia Harán, y posteriormente a la muerte de su Padre, saliendo de allí hacia Canaán como Dios le había mandado teniendo 75 años; Abraham vive 100 años más, pero ahora con Dios. No sabemos mucho de sus primeros 75 años de vida, los cuales vivió mayor parte en Ur de los caldeos, siendo un idolatra, pero Dios entro a su vida y cambio su final, se hace mención que murió en buena vejez, lleno de años, y esto implica una calidad de vida, disfruto su vida, ya de anciano vivió con gozo viendo a sus hijos e hijos de sus hijos, enseñándoles acerca del único Dios verdadero creador del cielo y de la tierra y seguro contándoles de sus vivencias con El. De la misma manera nosotros que hemos puesto en la fe en Jesús somos llamados a tener mucho que contar a nuestras generaciones y poder acabar nuestros días en esta tierra como lo hizo Abraham.
Por otro lado del verso 12 al 18, se nos hace mención a la muerte de Ismael, hijo de Abraham y Agar la Egipcia, en este pasaje se nos describe brevemente acerca de sus descendientes, y vemos que por ser hijo de Abraham fue grandemente bendecido y se cumplió la palabra de Dios que de el saldrían doce príncipes (Gn 17:20, 25:16).
Jacob y Esaú
El capitulo nos narra el nacimiento de los hijos de Isaac y Rebeca, al igual que Sara, Rebeca era estéril, y Dios obra de manera sobrenatural, como para recordarnos una vez mas que el origen del pueblo de Israel por el cual vendría el Señor Jesús era sobrenatural, ellos tenían su origen en Dios y para Dios, ello explica el porque de sus sufrimientos durante toda su historia han sido perseguidos como ninguna otra nación, pero sin embargo no han sido destruidos y se mantienen hasta el día de hoy.
Se hace mención a que desde el vientre estos dos hijos peleaban entre si, eran gemelos, pero diferentes entre si, el pasaje hace mención que cuando crecen, Esaú era cazador y Jacob era hombre tranquilo que habitaba en tiendas. Un detalle más que vemos es del conflicto familiar que se había generado al amar Jacob mas a Esaú y Rebeca por su lado preferir a Jacob.
El capitulo nos narrara un evento en el cual se manifestara la elección de Dios, Esaú por ser el hijo primogénito era el llamado a ser el heredero de la promesa del Pacto, sin embargo el pasaje nos narrara un suceso en el cual se manifestara el carácter de Esaú y que finalmente la elección de Dios prevalecería, y Jacob seria el elegido por Dios. Veremos como Esaú menosprecia su primogenitura vendiéndola por un plato de lentejas "guiso rojo", por lo cual seria llamado también "Edom" que significa rojo.
Menospreciando la Bendición
Esaú es uno de los personajes más conocidos del libro de Génesis, pues podemos sacar a través de su vida muchas enseñanzas para nosotros, recordando que todo lo que está escrito como indica Pablo ha sido escrito para nuestra enseñanza (Rom 15:4) y a pesar que Esaú cometió muchos errores es precisamente de ellos que podemos aprender para nosotros no cosechar las mismas consecuencias en nuestras vidas.
Esaú era el hijo mayor de Isaac y rebeca, hermano de Jacob, por ser el hijo mayor es decir ser el primogénito, había heredado tremendas bendiciones,no solo a nivel material, pues el primogénito tenía derecho a doble porción de los bienes, además de ser llamado a ser el próximo jefe de familia o tribu. Pero por encima de esto al ser el primogénito de Isaac el patriarca, heredaba también las bendiciones espirituales, y era el heredero sobre el cual caían las bendiciones hechas a Abraham de que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra, y cuya descendencia heredaría la tierra prometida. Y la mayor bendición de todas a través de esa generación Dios finalmente traería al Mesías.
Vemos entonces que las bendiciones que tenía Esaú no eran poca cosa, era una herencia materialmente hablando sustanciosa pero sobre todo espiritualmente hablando trascendente para la eternidad y bendición del mundo. Es por ello que puede costar tanto trabajo el entender cómo Esaú pudo cambiar su bendición de primogenitura por un plato de comida”, un plato de lentejas.
El pasaje de Gn 25:29-34, nos narra el evento, Esaú venía cansado del campo, y al ver el guiso que preparaba su hermano le pidió que le diera, a cambio de ello, Jacob astutamente le pide su primogenitura, al cual Esaú sin ninguna reflexión accede, diciendo “He aquí me voy a morir, de qué me sirve la primogenitura”, vemos en esta respuesta y actitud de Esaú lo superficial que era Esaú, era la típica persona que solo le interesa satisfacer sus necesidades temporales, terrenales y sensoriales, no le interesaba las cosas de Dios, vivía para lo terrenal, es por ello que menosprecio así lo que por ser el primogénito le correspondía.
Es necesario examinarnos porque muy dentro de nosotros se puede esconder un Esaú, si es que hemos permitido que raíces de codicia, avaricia y amor aún a las cosas del mundo se aniden en nuestros corazones, será necesario considerar las palabras del apóstol Juan “No améis al mundo ni las cosas que están en mundo, porque todo lo que es del mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no vienen del padre sino del mundo…” (1Jn 2:15-16).
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