COMENTARIO
Estamos en el capítulo 32 de Éxodo, recordemos que Dios había pronunciado con su voz sus Mandamientos (Ex 20:1-17) y había expresado también leyes particulares para la vida cotidiana de los Hijos de Israel, las cuales eran una extensión de la Ley general (Ex 21-23), en el capítulo 24, luego del establecimiento del Pacto con sangre (24:6-8), Moisés sube nuevamente al monte Sinaí pero esta vez por un periodo mas prolongando de tiempo, 40 días y 40 noches (24:18), donde recibirá, las instrucciones y detalles para la construcción del Tabernáculo, sus implementos, instrumentos, así como detalles de las vestiduras sacerdotales, su consagración, las ofrendas y el día de reposo (Ex 25-31) además de la Ley escrita en Tablas de Piedra (32: 15-16). Los hijos de Israel están recibiendo muchas bendiciones, pero ellos no son conscientes de ello, y empiezan nuevamente a cuestionar y dudar, han pasado 40 días y 40 noches, y como lo indica el texto dan a entender que capaz Moisés ya no volverá, es más mencionan "a aquel Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya acontecido" (Ex 32:1), y proponen a Aarón que les haga dioses, vemos aquí una de las raíces de la Idolatría, ellos no reconocen a Dios, como el que los ha sacado de la tierra de Egipto, sino mencionan a Moisés, entonces si Moisés nos saco, y el ya no esta, entonces necesitamos otros dioses, que vayan delante de nosotros, vemos aquí que la mirada de ellos esta en el hombre, no en Dios. Entonces cada vez que ponemos la confianza en el hombre o en nosotros mismos, allí estamos empezando a inclinarnos a la idolatría.
El profeta Jeremías va mencionar Así ha dicho Jehová: "Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová" (Jer17:5).
El pueblo había olvidado fácilmente sus palabras en las cuales se habían comprometido a obedecer a Dios (19:8), tristemente Aarón había permitido la rebelión del pueblo, no había tenido la suficiente firmeza y autoridad para poner orden en medio de la rebelión, sino mas bien participo en ella, trayendo gran mal sobre el pueblo.
Uno de los rasgos de carácter que todo aquel que busca ponerse en las manos de Dios para su obra, es el poder desarrollar un carácter que pueda soportar la presión y aún así mantenerse firme, vemos en este capitulo que Aarón no pudo, frente a la presión del pueblo, el no se mantuvo firme, y accedió a su petición, permitiendoles caer en la idolatría y participando en ella (Ex 32:2-6). Vemos en el texto que luego de hacer el becerro de Oro con las joyas que los hijos de Israel le trajeron, Aarón pregono que "mañana seria fiesta para Jehová", en cierta medida el estaba tratando de hacer que el pueblo adore a Dios a su manera, a través de la imagen de un becerro, cuando Dios ya había pronunciado su voluntad en el decálogo, de no hacerse imagen de nada de lo que estuviera en el cielo, en la tierra, ni debajo de la tierra, no debían inclinarse ante la obra de sus manos.
Cuando Dios empezó a pronunciar su Ley, estas fueron las palabras con las cuales el inicio:
"Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos" (Ex20:1-5).
Muchas veces podemos saber y haber escuchado la Palabra de Dios, pero ello no basta vemos que el pueblo había escuchado, pero no había permitido que la Palabra entre en el corazón, era un pueblo de "dura cerviz", como lo dice Dios mismo (32:9), es decir no se doblegaban a Dios, no estaban dispuestos a obedecer con facilidad, dudaban frente a cualquier inconveniente, ante la prueba su corazón divagaba, e iban tras la imaginación de sus corazones, necesitaban ver para creer, querían un dios que ellos pudieran ver, querían un dios que no les exigiera tanto, querían vivir a su manera pero con los beneficios de tener un "dios", tal como las otras naciones. La idolatría es un pecado que muchas veces pensamos que tiene que ver solo con adorar una imagen o inclinarnos a una estatua, es por ello que muchos cristianos piensan que no cometen ese pecado, sin embargo el apóstol Juan al finalizar su primera carta, menciona:
"Hijitos, guardad de los ídolos", en otra versión, se menciona "Hijitos míos cuídense de cualquier cosa que pueda reemplazar a Dios en sus corazones" (1Juan 5:21)
Cuando empezamos a poner la mirada en nosotros, en el hombre o en las cosas del mundo, y dejamos de confiar en Dios, dejamos de reconocer sus bondades, sus bendiciones, cuando empezamos a buscar satisfacernos fuera de Dios dando rienda suelta al pecado, podemos estar físicamente en la iglesia, pero el corazón ya se aparto de Dios, y tarde o temprano se manifestara en una acción visible que exprese que el corazón esta ya lejos de Dios. Es por ello que Dios en su Palabra nos manda a examinarnos constantemente, y no confiar en nuestros corazones que son engañosos y perversos.
Dios tenia motivos suficientes para tal vez buscar reiniciar todo de nuevo, el pueblo no era digno de su Ley, por un lado el pueblo es rebelde, pero Moisés ha sido puesto para interceder por El. En este capitulo vemos a Moisés siendo instrumento de Dios, para interceder por el pueblo. La ira de Dios se manifiesta por el pecado, y su juicio es justo, pero Dios se ha provisto a alguien que puede impedir que esa ira se desborde, y a semejanza de Abraham que intercedió por Lot, ahora Moisés intercede por su pueblo.
Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
Vemos aquí Moisés en su intercesión haciendo referencia a la Promesa echa a Abraham y los patriarcas, acaso era Dios que se había olvidado de ella, de ninguna manera, Dios esta usando a su siervo. Este patrón de intercesión se repite muchas veces, Dios escoge a alguien para que se ponga en la brecha para interceder e impida que su ira santa se vierta en un juicio justo sobre el pecador.
El profeta Ezequiel hace mención: "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé". (Ez22:30).
Entonces no es que Dios, es como los "dioses" paganos, que simplemente desborda su ira, y demanda sangre. Esa es una idea equivocada quienes leen estos pasajes no considerando el contexto ni el espíritu de la escritura quieren hacer ver, que Dios es un Dios sanguinario y cruel. Lo que ellos no entienden ni aceptan es que Dios es soberano, el esta por encima de nosotros, y el es Santo, frente al pecado su ira se enciende, y el juicio es justo, pero Dios en su bondad, también siempre se provee de un instrumento que interceda por su pueblo. Todos estos hombres como Moisés, quienes fueron usados por Dios para ponerse en la brecha, eran una figura y señalaban a aquel futuro intercesor divino, que se ha puesto delante de Dios y murió en la cruz para que precisamente ya no seamos condenados, sino podamos experimentar perdón, gracia y reconciliación. Y aún ahora cuando pensemos que ya no somos dignos, y que ya no hay solución debemos recordar que tenemos a alguien que intercede por nosotros delante del trono del Padre, y ello asegura nuestra perseverancia hasta el final, gracias a Dios por el Señor Jesucristo.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros (Rom 8:34)
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