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lunes, 7 de septiembre de 2020

ÉXODO 26


COMENTARIO

En el capitulo 26 del libro de Éxodo, se nos describe las directrices divinas para la construcción del Tabernáculo. En este Tabernáculo se manifestara la presencia de Dios, y a la vez se llevaría a cabo todo el sistema de sacrificios que serian dados por Dios y descritos mas adelante en el libro de Levítico, con el fin de que el hombre pecador puede tener cercanía con el Dios Santo. 

Cuando leemos este capitulo vemos que Dios dio con sumo detalle como debía hacerse y construirse cada parte y artefacto que se encontraría en el Tabernáculo, tanto las medidas, como los materiales a utilizar y aún la posición en que irían cada parte y como deberían ser colocadas y armadas al pie de la letra. Y salta la pregunta ´¿Porqué tanto detalle?, porque era para Dios, en ese lugar se manifestaría la presencia de Dios, así que no podía ser cualquier lugar ni hecho de cualquier forma, su diseño tenia que venir de la misma mente de Dios, el autor de hebreos nos menciona que este tabernáculo era figura del que estaba en el cielo, el modelo original había sido mostrado a Moisés en el Monte Sinaí (Heb 8:5, Ex 26:30).

Este detalle nos permite poder entender que no hay nada que podamos hacer para Dios, en términos y fuerzas humanas. Todo lo que es usado por Dios, viene de Dios. Entonces al igual que Moisés debemos procurar estar en su presencia para poder escucharle y hacer tal como el nos dice, esto es un gran privilegio pero a la vez demanda. Muchas veces pretendemos hacer cosas y pretender que simplemente porque las hacemos Dios tiene que bendecirlas, vamos a Dios pidiéndole que el bendiga algo que ni siquiera hemos puesto en oración y ni nos hemos tomado el tiempo para consultar si ello es su voluntad. Tomamos decisiones y hacemos muchas cosas a veces siendo auto impulsados, muchas veces podemos decir que debemos hacer lo mejor para el Señor, pero cuando decimos ello ¿a que nos estamos refiriendo?, muchas veces pensamos en que lo mejor es lo que nosotros podemos hacer, y erramos, no hay nada que podamos hacer en nosotros mismos que pueda ser bueno para Dios, pues somos pecadores, es verdad pecadores redimidos, pero es necesario que entendamos que Dios solo bendecirá y usara las obras que el ha determinado. No tiene que ver con lo que nosotros queremos hacer, tiene que ver con lo que El quiere que hagamos, entonces aquí la perspectiva del ministerio cambia. No voy a Dios esperando que el bendiga lo que haga, voy a Dios para escucharle y saber que el lo que el quiere de mi, voy a pedirle que disponga este corazón rebelde a obedecerle y someterme a su dirección, voy a buscar ser santificado, pues el no puede usar un instrumento sucio. Lo primero que Dios espera de nosotros, no es nuestra actividad, lo que el espera es nuestro corazón y obediencia.

En segundo lugar los materiales usados en el diseño y construcción de cada parte y artefacto del Santuario, seria hecho con materiales sumamente costosos, tenia que ser lo mejor porque era para Dios, y vemos una cosa mas los materiales que correspondían al Lugar Santísimo donde se manifestaría la presencia de Dios (Ex 25:22), tenían que ser cubiertos de oro puro, que es le metal mas valioso y puro. En el lugar Santo, donde solo entrarían los sacerdotes a cumplir con los oficios de culto, también cada artefacto, como la mesa y el candelabro tenían que ser cubiertos de oro y hechos de un diseño hermoso, esto a la vez nos habla de la pureza y hermosura de la Santidad de Dios. 

Finalmente, Dios manda a diseñar un velo que haría separación entre el lugar Santísimo y el lugar Santo (Ex 26:33), solo los sacerdotes podían entrar al lugar Santo, y el pueblo solo podría llegar hasta el atrio del tabernáculo para entregar sus sacrificios. Aún solo el Sumo sacerdote una vez al año podría entrar al Lugar Santísimo para ofrecer el sacrificio del gran día de la expiación; todo esto nos habla de que el acceso a Dios no estaba abierto. Pero dicho velo mas de 1500 años después seria rasgado con la muerte del Señor en la cruz, indicando que era el mismo Dios quien quitaba ese velo y que se abría el acceso a la presencia de Dios. Ahora todos nosotros podemos tener acceso a la presencia de Dios, llegar hasta su trono que es de gracia y no de juicio en este tiempo, en el cual Dios ha extendido su gracia a todo aquel que se acerca creyendo en el nombre de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y confiando en su obra en la cruz como suficiente para redimirlo y limpiarlo de toda maldad.

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