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jueves, 10 de septiembre de 2020

ÉXODO 28

 


COMENTARIO

El capitulo 28 del libro de Éxodo, nos describe en primer lugar el llamamiento de los sacerdotes, DIOS ES QUIEN LLAMA. Dios le dice a Moisés "harás llegar delante de ti a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes" (28:1), y la frase "para que sean mis sacerdotes", se repite 4 veces en los versos 1,3, 4 y 41. Podemos ver que uno de las enseñanzas que el autor quiere dejar claro, es que es Dios quien llama, Aarón no a elegido el sacerdocio, es Dios quien se lo ha dado, es Dios quien lo ha elegido. El autor de Hebreos menciona:

"... y nadie toma para si esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón" (Heb 5:4)

En segundo lugar, no solo Dios es quien llama, sino DIOS ES QUIEN VISTE. Esto lo vemos desde el jardín del Edén, cuando Dios hace túnicas de pieles con las cuales cubre al hombre (Gn 3:21). Los sacerdotes tenían que tener vestiduras especiales que los distinguieran, dichas vestiduras expresaban Santidad, pureza, honra y hermosura. Tal como lo dice los versos 2 y 40, refiriéndose a las vestiduras de Aarón y luego la de sus hijos. Dichas vestiduras serian diseñadas con materiales muy costosos, y con un diseño que venia del mismo Dios quien había llenado de espíritu de sabiduría a los encargados de elaborar estas vestiduras tan especiales (28:3).

Se nos dan las descripciones del diseño y materiales que se usaran para la elaboración de las vestiduras, entre las que destacan el oro, las piedras preciosas y el uso de telas y pieles de animales muy costosas. Todo esto nos habla de la importancia para Dios de nuestros vestidos delante de El. Y no nos referimos a nuestros vestidos externos, sino a los internos. Ahora nosotros hemos venido a ser esos sacerdotes, tal como lo indica el apóstol Pedro en su primera carta:

"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1P2:9)

Y hemos sido vestidos de la justicia de Cristo (Ga 3:27), la cual nos ha hecho aceptos delante de Dios. De la misma manera que los sacerdotes tenían que usar estas vestiduras para realizar su oficio sacerdotal, nosotros para servir al Señor somos llamados a vestirnos de Cristo, y ser santificados, al igual que los sacerdotes los cuales se lavaban en el lavadero que se encontraba entre la puerta del Tabernáculo y el altar de bronce, dando a entender que para ofrecer un servicio a Dios y entrar a su presencia es necesario que estemos limpios. Los que hemos venido a formar parte ahora de este real sacerdocio, hemos sido lavados por la sangre de Cristo, el autor de hebreos menciona: 

"¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" 

(Heb 9:14)

En tercer lugar DIOS ES QUIEN SANTIFICA, se nos describe que en el borde de las vestiduras del sumo sacerdote, quien entraba a la presencia de Dios, colgaban unas campanillas, las cuales sonaban mientras el sacerdote se movía dentro del Tabernáculo ejerciendo el servicio, si las campanas dejaban de sonar indicaba que el sacerdote se había presentado a la presencia del Señor indignamente, lo cual había ocasionado la muerte del sacerdote (28:35).

Las vestiduras de los sacerdotes representaban la santidad, pureza y limpieza que tenia que haber para acercarse al Dios Santo, como dice el texto "para honra y hermosura" (Ex28:2), el oficio sacerdotal era una honra, un privilegio dado por Dios, no era escogido por voluntad propia, sino por elección de Dios, en ese sentido representaba un enorme privilegio, pero a la vez una gran demanda, pues el sacerdote era llamado a ser ejemplo de santidad, pureza y limpieza al pueblo. 

Era necesario que los sacerdotes se santificaran, pues ellos representarían a todo el pueblo delante de Dios, para interceder por ellos y hacer sacrificios. Es por ello que se hace mención que Aarón se presentaría delante de Dios a favor del pueblo, y parte de las vestiduras simbolizaban ello (28: 29, 30 y 38), no era cualquier labor, tenían que interceder y representar a los hijos de Dios delante de El.

Finalmente, DIOS ES QUIEN CONSAGRA, Dios ha llamado, ha vestido, ha santificado, pero también ha consagrado a sus ministros. Esto implica una separación, Dios en su soberanía ha elegido a hombres débiles, pero llamados a reflejarle, se hace mención:

"Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes" (28:41).

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