En el capitulo 17 de ÉXODO, se nos relata dos eventos, en los cuales proveerá nuevamente de agua a su pueblo y les dará la victoria delante de sus enemigos, aún en medio de la incredulidad y rebeldía del pueblo, Dios seria fiel, y como un niño los tomaría de la mano llevándolos rumbo al Sinaí.
Vemos que el pueblo de Israel continua su camino rumbo al monte Sinaí, llegan a Refidim, y nuevamente se quejan ante la falta de agua (17:2-3). Eran conscientes de su sed física, pero no se daban cuenta de su tremenda sed espiritual. Uno de los propósitos por el cual Dios permitió que ellos pasaran sed, era para que ellos fueran conscientes que necesitaban de El, y que buscaran saciar la sed espiritual de sus almas, en El. Pero el pueblo es incapaz de percibir su situación espiritual porque esta enfocados solamente en sus necesidades físicas y no en las espirituales. Era necesario que ellos tomaran consciencia así como paso con sus padres, "los patriarcas", que la principal necesidad que tenían era de El.
Los hijos de Israel van a Moisés con una actitud altanera y desafiante, tentando a Dios, es como si dijeran, si realmente Dios nos ha liberado que lo demuestre dándonos agua, ¿donde esta Dios?, talves has sido tu Moisés, y es por eso que no puedes hacer nada y nos has sacado a este desierto a morir, con nuestras familias y ganados (17:3). Ellos en sus corazones divagaban siempre cuando venia la prueba, y ponían en duda que realmente haya sido Dios quien los haya liberado, cuando iban y murmuraban contra Moisés, daban a entender ello; los hijos de Israel pareciera que pensaran, talves a Moisés se le salieron las cosas de las manos, y ya no sabe que hacer, mejor seria volver a Egipto. Este pensamiento rodeaba constantemente la mente de los hijos de Israel, de esta manera dudaban de la obra de Dios y lo tentaban con la pregunta "¿esta Jehova entre nosotros o no?" (17:7), es como si dijeran, si Jehova realmente nos ha liberado, que lo demuestre!!!.
Esto mismo fue lo que Satanás propuso al Señor Jesús "El Hijo divino", en el desierto, después de sus 40 días y 40 noches de ayuno, cuando le menciona:
"Si eres hijo de Dios, tírate de aquí, porque escrito esta, a sus ángeles mandara acerca de ti, en sus manos te sostendrán. Para que te sostengan y tus pies no choquen con ninguna piedra, ante esta proposición, Jesús le dijo, escrito también esta: No tentaras al Señor tu Dios" (Mt 4:6-7)
Recordemos que Dios llama al pueblo de Israel "su hijo" (Ex 4:22), el ha liberado a su hijo para que le sirva, sin embargo este hijo es rebelde, y tienta a su padre; pero el Hijo divino, el verdadero y supremo, el Señor Jesús, no es como este hijo rebelde, el es el Hijo perfecto, fiel y obediente, y el aún en medio de la necesidad física, no tentara a su Padre, pues sabe que "no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4:4). Esta era la lección que los hijos de Israel, necesitaban aprender, pero mientras anhelaran aún Egipto, eso seria imposible, Dios a través de las pruebas tendría la intención también de sacar a Egipto de ellos, físicamente ellos ya no estaban en Egipto, pero Egipto aún estaba en ellos, tristemente esta primera generación seria reprobada, y vagarían 40 años en el desierto, pero en medio de ello, Dios en su fidelidad les sustentaría.
Vemos que frente a la murmuración de los hijos de Israel, Dios es paciente con ellos, y ordena a Moisés que golpee con la vara la Peña de Horeb (17:6), de la cual brotaría agua para calmar su sed, esta "peña de Horeb" seria una figura del Señor Jesús, el es esa Roca que fue golpeada de tal manera, para que pueda dar vida eterna, que calme la sed espiritual de sus hijos para siempre.
En la segunda sección de este capitulo se nos narra como Dios les daría la victoria contra Amalec, mientras Moisés levantaba las manos al cielo, ellos vencían a sus enemigos, pero cuando El las bajaba los enemigos prevalecían (17:11). Esto nos muestra la importancia de la intercesión, es verdad que cada uno es responsable de su vida espiritual, no podemos culpar a otros de nuestros pecados y derrotas; pero este pasaje nos demuestra la importancia de aquellos que han asumido el cuidado de vidas, de la intercesión en oración constante por ellos. Muchas veces podemos descuidar ello. Porque somos hombres débiles, y así como Moisés bajaba las manos porque se cansaba, y necesitaba de la ayuda de Aarón y Hur para mantener las manos en alto, de la misma manera todos necesitamos del apoyo de hermanos que nos levanten y nos ayuden a poder perseverar cuando nos sentimos débiles, debemos recordar que en la batalla espiritual no estamos solos, por un lado cada uno pelea su lucha personal, pero contamos con una iglesia, pastores y hermanos que oran por nosotros, y tenemos a nuestro Dios, quien escucha la oración de su pueblo.
Entonces esta ultima sección nos recuerda, que debemos ser conscientes que estamos en una "guerra espiritual", pero también que las armas que tenemos no son carnales sino poderosas en Dios, el nos ha dado su Palabra como espada, la cual forma parte de toda una armadura la cual debemos ponernos cada día, el apóstol Pablo en su carta a los Efesios dice:
"Por lo demás hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, ... Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes..." (Ef 6:10:-17).
Y en segundo lugar se nos recuerda que en la lucha espiritual, es vital la intercesión y la ayuda mutua entre los que conforman el cuerpo, que es la Iglesia; para orar e interceder los unos por los otros. Pablo acaba su carta a los Efesios mencionando:
"...orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.." (Ef 6:18).
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