COMENTARIO
En el capitulo 23 de Éxodo encontramos diversas leyes, en relación a la justicia, el trato hacia los pobre, el día de reposo, la celebración de las tres fiestas principales y la advertencia en cuanto a la idolatría.
Cuando leemos estas leyes, vemos que Dios se preocupa por la vida integral de la persona, no basta con ser religioso o cumplir con el rito, estas leyes nos demuestran que Dios esta interesado en nuestro diario andar y nuestro trato con nuestro prójimo. Los fariseos conocían muy bien estas leyes, sin embargo en su odio hacia el Señor no dudaron en contratar falsos testigos e incitar al pueblo para pedir la muerte del Señor, de esa manera quebrantaban lo mencionado en el verso 7, "de palabra de mentira te alejaras, y no mataras al inocente y justo", y esto fue lo que precisamente hicieron al matar al Señor.
Los hijos de Israel debían tratar bien a sus semejantes, e incluso a sus siervos, no debían ser abusivos, debían ser justos, bondadosos, recordando que ellos mismos habían sufrido esclavitud, y sabían que significaba ser esclavo en tierra ajena, por lo cual debían mostrar compasión con el siervo, se menciona: "Y no angustiarás al extranjero; por que vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto" (Ex 23:9).
En este capitulo también se hace mención a las tres fiestas anuales que los hijos de Israel debían celebrar, estas fiestas tenían el propósito de ser un recordatorio para ellos y las futuras generaciones de lo que Dios había hecho y asimismo poder mostrar su confianza y gratitud a Dios por su provisión. En segundo lugar estas fiestas también señalaban al futuro Mesías, el Señor Jesucristo.
- La fiesta de los panes sin Levadura: Esta fiesta se celebraba posterior a la Pascua, en realidad formaba parte de la Pascua, y en la época de la vida terrenal del Señor, prácticamente eran una sola, la Pascua era una fiesta en la cual el pueblo recordaba como Dios los había librado de la plaga de la muerte de los primogénitos y finalmente les había dado libertad del yugo de Egipto. La fiesta de la Pascua, en donde se derramaba la sangre de un cordero, señalaba la futura muerte en la cruz del Señor Jesús, como el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn 1:29).
- La fiesta se la siega o de las primicias, en la cual se daba a Dios los primeros frutos de la cosecha, esta fiesta actualmente ya no es muy celebrada por el pueblo judío pero para los cristianos tiene una gran importancia, pues corresponde con el día de la resurrección del Señor, en ese sentido Jesús es "las primicias", es decir el primero en resucitar (1Cor 15:20).
- La fiesta de la cosecha, que vendría a ser la fiesta de Pentecostes, se celebraba cincuenta días después de la Pascua, era el "Shavuot" o también conocido como "Pentecostes", Fiesta de las semanas o Fiesta de la cosecha; expresa el gozo y gratitud al Señor por la bendición de la cosecha. Es una de las tres fiestas en las cuales los varones judíos en la época del Señor tenían que venir a Jerusalén, vemos por ello que tal como nos relata el Libro de hechos, dicha fiesta coincidió con la venida del Espíritu Santo, es por ello que se hace mención que en Jerusalén había gente de todas las naciones que habían venido a la fiesta haciendo referencia a Pentecostes (Hchs2:1-5).
En la parte final de este capitulo vemos la advertencia de parte de Dios de que su pueblo conviviera con las naciones paganas que vivían en la tierra de Canaán a la cual se dirigían, el Señor menciona:
"No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo" (Ex 23:33).
Vemos que desde la entrega de la Ley en el Sinaí, Dios ya advierte a su pueblo sobre el peligro de convivir con los pueblos paganos, tristemente veremos que ellos no obedecieron y cuando llegaron a Canaán en vez de quitar a los habitantes de esas naciones, los hicieron tributarios (Jueces 1;21, 28-36), conviviendo con ellos, lo cual fue su ruina, y motivo por el cual fueron afligidos en el futuro (Jueces 2:11-15). Dios ya no nos pide a nosotros destruir pueblos, pero si nos pide quitar de en medio de nosotros y destruir aquellas cosas que nos alejan de el, pecados ocultos, malos hábitos y todo aquello que puede sernos de tropiezo, la guerra que ahora los hijos de Dios peleamos es con nuestro pecado, y nuestro propio corazón y pasiones. El apóstol Pablo dirigiéndose a la Iglesia de los Colosenses va a mencionar:
"Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas"
(Col 3:5-7)