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martes, 29 de diciembre de 2020

LEVÍTICO 9

 

COMENTARIO

En el capítulo 9 del libro de Levítico, se nos habla acerca de los sacrificios de Aarón. Recordemos que los sacrificios eran el medio por el cual los hijos de Israel, podían acercarse a Dios. Asimismo todos los sacrificios, señalaban diferentes características de la vida y el sacrificio del Señor en la cruz. 

En primer lugar encontramos que Moisés ordena a Aarón hacer sacrificios por Él y por el pueblo, debido a que Dios se les manifestaría (Lev 9:4). Es importante recordar que a pesar que Aarón es el sumo-sacerdote, es un hombre pecador, y él también necesita hacer un sacrificio por sus propios pecados. Esto nos señalaba que era necesario que se levantara un sacerdote superior. A esto se refiere el autor de Hebreos cuando menciona: "Por que la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre" (Heb 7:28). El Señor Jesucristo a diferencia de Aarón y los sacerdotes que le precedieron, era sin pecado, por lo cual su sacerdocio era inmutable y eficaz.

"Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo" (Heb 7:26-27).

En segundo lugar, tanto Aarón como el pueblo necesitaban ser reconciliados con Dios (Lev 9:7), esto nos permite entender que desde el AT, ya se nos empezaba a revelar que para que haya perdón y reconciliación, se necesitaba un sacrificio. Y a su vez nos permitía entender que el pecado causa enemistad entre Dios y el hombre, y que es necesario para acercarse a Dios, primero ponerse a cuentas con Él. En el libro del profeta Isaias el Señor le va a decir a su pueblo: "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Is 1:18). En El AT, la manera en la cual el hombre se ponía a cuentas con Dios era a través de un sacrificio. Dichos sacrificios señalaban al sacrificio perfecto, el cual sí podía reconciliarnos con Dios de manera permanente, y definitiva. El apóstol Pablo menciona en su carta a los Romanos: "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Rom 5:10). Ahora nosotros podemos acercarnos a Dios a través de la persona del Señor Jesucristo, y poder entrar confiadamente al trono de gracia, sabiendo que podremos alcanzar gracia y misericordia para el oportuno socorro (Heb 4:16). El trono al cual nos acercamos ya no es de juicio, pues el sacrificio ya ha sido hecho, la deuda ha sido pagada. Eso debe llevarnos cada día a acercarnos con reverencia al Señor, pero a la vez con un profundo agradecimiento y convicción de que tenemos perdón en Él, de que no tenemos que vivir en culpas del pasado, sino en el gozo de sabernos perdonados. El salmista menciona:

"Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado" (Salm 32:1-5)


martes, 1 de diciembre de 2020

LEVÍTICO 8

 

COMENTARIO

En el capitulo 8 del Libro de Levítico se nos describe la consagración de Aarón y de sus hijos. Moisés recibe la orden de parte de Dios, de tomar a Aarón y a sus hijos, y consagrarlos delante de toda la congregación de Israel (Lev8:3-5), esto serviría para que todo el pueblo reconociera que Dios los había escogido y separado, para ministrar dentro del Tabernáculo de reunión. El pueblo tenia que tener claro que esto era establecido por Dios, y que no se estaba dando preferencia a Aarón y sus descendientes, era probable que algunos pensaran que se estaba dando preferencia a Aarón por ser hermano de Moisés, recordemos que el pueblo constantemente había ya puesto en duda el liderazgo de Moisés y de Aarón, constantemente divagaba en sus mentes la idea de que todo podría haber sido planeado por Aarón y Moisés para enseñorearse de ellos, lo vemos incluso antes del cruce del mar rojo, como murmuraban e insinuaban que ellos eran los que los habían sacado, no reconociendo a Dios como su libertador:

"Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud" (Ex 16:2-3)

Mas adelante, Coré y su séquito se rebelaría nuevamente ante el liderazgo de Moisés y Aarón:

"Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?" (Num 16:3)

Dios le ordena a Moisés tomar algunos elementos que serian utilizados durante la ceremonia de consagración, de los cuales podemos establecer algunas enseñanzas para la iglesia:

En primer lugar Dios le ordena a Moisés tomar "las vestiduras", ellos tenían que ser lavados con agua pura antes de ser vestidos, tanto Aarón como sus hijos (Lev 8:6), y esto nos habla de esa limpieza y purificación que los hijos de Dios hemos experimentado al ser limpiados por la sangre de Cristo, y a su vez como a través de la presencia del Espíritu Santo y la Palabra de Dios, como agua pura limpian la vida de aquellos que se acercan en fe y arrepentimiento a Dios .  Dios nos limpia, pero también nos viste, con esas nuevas vestiduras las cuales nos permiten poder ahora estar delante de El, somos revestidos de Cristo (Ga 3:26), de su justicia, de su santidad, de su virtud. De esa manera somos separados del mundo para vivir ahora para Dios. El autor de la epístola a los Hebreos menciona:

"acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Heb 10:22)

En segundo lugar se nos menciona "el aceite de la unción", el cual Moisés derrama sobre Aarón para consagrarlo (Lev 8:12), en el Antiguo Testamento, recordemos que este aceite había sido elaborado de manera única para ungir a los sacerdotes y los utensilios del tabernáculo, era cosa santísima delante de Dios (Ex 30:26-31), y aquel que se atrevía a preparar algo semejante para uso personal, seria expulsado de la congregación (Ex 30:32-33). Por otro lado el aceite, es uno de los símbolos del Espíritu Santo, el cual ungía al sacerdote para capacitarlo para la obra a la cual Dios los estaba escogiendo, de esa manera también dicha persona era separada, de entre todos sus hermanos. Es importante señalar que ahora la presencia del Espíritu Santo viene a morar sobre todo aquel que cree en el Señor Jesucristo, y se arrepiente de sus pecados (Ef 1:13), todo aquel que nace de nuevo por la obra del Espíritu santo, es ungido por El, y separado por Dios, para ser parte de su pueblo, y llamado a proclamar las virtudes de aquel que lo ha llamado (1P 2:9). La presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente lo capacita para vivir la vida de Cristo, y lo santifica hasta su partida con el Señor. No puede haber un creyente donde no moré el Espíritu Santo, ya que la presencia del Espíritu es una muestra de que esa persona es un hijo de Dios y le pertenece (Rom 8:9), y a la vez es una garantía que recibirá mas adelante la herencia que Dios ha preparado para sus hijos, el apóstol Pablo en su carta a los Efesios menciona: 

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Ef 1:13-14)

En tercer lugar se nos menciona, "el becerro de expiación, y los dos carneros", estos eran sacrificios de los cuales ya se han mencionado anteriormente, el becerro era de expiación, es decir para quitar la culpa y ser perdonado; los dos carneros, uno era para holocausto, que simbolizaba la consagración total de la persona, ya que todo el animal era consumido; y en segundo carnero era de consagración, para santificar y separar al ofrendante, en este caso al sacerdote que era Aarón. Todos estos sacrificios eran una figura del sacrificio de Cristo, el apóstol Pablo hace mención en su primera carta a los Corintios:

"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Cor 1:30)

Finalmente, en cuarto lugar se hace mención al "canastillo de panes sin levadura", recordemos que este era un tipo de ofrenda vegetal, el sacerdote se presentaba delante de Dios para ser consagrado, con un corazón sincero y habiendo limpiado de toda malicia, recordemos que la levadura en el Antiguo testamento, simbolizaba corrupción y en el NT, la malicia y incredulidad, en ese sentido este cuarto elemento nos permite poder ver que al presentar nuestras vidas a Dios para ser consagrados para su servicio, es necesario que nos presentemos sin la vieja levadura de maldad, mas bien participemos como dice Pablo de la fiesta con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad (1 Cor 5:8)

jueves, 19 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 7

 

COMENTARIO

En el capitulo 7 del libro de Levítico, se culmina hablando de las leyes especificas para los sacrificios (Lev 7:37), que inicio en Lev 6:8. Estos sacrificios fueron ordenados por Dios en el monte Sinaí (Lev 7:38). Es importante tener claro que estas leyes eran especificas para los hijos de Israel, y correspondían al Antiguo Pacto, pues esta ley la cual fue dada por Dios a través de Moisés, incluía el cumplimiento de la Ley, los sacrificios, y todas las ceremonias que se realizaban en el Tabernáculo. Todas estas leyes, al estar dentro del contexto del Antiguo Pacto, acarreaban la bendición de Dios cuando eran cumplidas, y por otro lado el castigo y aún la muerte, sobre aquellos que no las cumplían, q en algunos casos incluía, por ejemplo, el ser excluidos de la comunidad de Israel, a esto se refiere el texto cuando hace mención que aquellos que no cumplían las leyes de los sacrificios, serian "cortados de su pueblo" (Lev 7:25 y 27).

Estas leyes si bien ya no son vigentes para la Iglesia de Dios, tal como lo indica el texto de manera explicita, al mencionar que estas palabras eran dirigidas específicamente para los hijos de Israel (Lev 7:22.23,29 y 38). Sin embargo se pueden encontrar principios para la vida, que permiten conocer el cuidado de Dios para su pueblo y también de manera especifica para sus ministros.

Por un lado se hace énfasis en la limpieza que tenían que tener aquellos que participaban de alimentos en las ofrendas, como en el caso del sacrificio de paz, en el cual una parte podía ser comida por el ofrendante (Lev7:20-21). En ese sentido debemos recordar que cada vez que nos acercamos a la presencia de Dios para adorarle, y/o servirle, o participar de su mesa, debemos acercarnos limpiados por la sangre del Señor, con temor y reverencia.

Se ve también la provisión de Dios para los sacerdotes, quienes se hacían cargo de presentar los sacrificios. ellos participaban también del altar y recibían una parte de la ofrenda para su sustento alimentación (Lev 7: 9,10, 14, 31, 33-35), tal como lo indica el Señor: 

"Esta es la porción de Aarón y la porción de sus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, desde el día que él los consagró para ser sacerdotes de Jehová" (Lev 7:35).

Desde el AT, Dios establece que sus ministros, reciban su sustento por parte del pueblo. De esa misma manera en en NT, tal como indica el Apóstol Pablo, los que se dedicaban a la predicación del evangelio debían ser sustentados por sus iglesias locales (1Cor 9:13-14)

Por otro lado en este capitulo, Dios establece de manera especifica para los hijos de Israel, el abstenerse de comer grosura de buey, carnero o cabra (7:23), y sangre (7:26), vemos que estas leyes eran en este contexto especificas para los hijos de Israel, debido a que la sangre Dios la había destinado para la expiación, tal como se menciona en Lev 17:11: "Porque la vida de la carne en la sangre esta, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona"

Ahora, decimos que eran especificas, porque en Lev 17:12-14, se repite constantemente la frase: "he dicho a los hijos de Israel", dando a entender que este mandato era para ellos, considerando el contexto del Antiguo Pacto.

Es importante aclarar también que en el NT, estando ya bajo el Nuevo Pacto, en el libro de los Hechos, se hace mención que los apóstoles, dan instrucciones a Pablo, acerca de los gentiles que se habían convertido al Señor, haciendo referencia a que se tenían que abstener, de lo sacrificado a los ídolos, de ahogado, de fornicación y de sangre (Hchs 15:20, 28-29), ahora debemos considerar que en ninguna de sus cartas Pablo hace mención a estos mandatos, es mas el cuando habla de lo que las instrucciones apostólicas en la carta a los Gálatas, hace mención solo, que se le pidió que se acordara de los pobres (Ga 2:10), ello no quiere decir que Pablo haya desobedecido el mandato apostólico, pero es importante aclarar que los eventos del libro de hechos y algunas de sus instrucciones, deben considerarse a la luz de su contexto, y particularmente este tiempo era de transición, en el cual la Iglesia se estaba estableciendo, la revelación del Nuevo Testamento estaba en proceso, y la iglesia estaba conformada en su mayoría aún por Judíos. 

Entonces en cuanto a comer sangre, es importante recordar lo dicho por el mismo Señor Jesús: 

"Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos" (Mc 7:18-19)

y ell apóstol Pablo hace mención en su carta a los Romanos:

"...porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (Rom14.17-21).

Entonces, a la luz de lo dicho por el Señor, y lo enseñado por el apóstol Pablo en sus cartas, se concluye que para la Iglesia de Dios el comer sangre, lo que actualmente seria comer relleno, o alguna víscera, ya no seria considerado un pecado, como si era de manera especifica para los hijos de Israel. Sin embargo, tal como Pablo también enseña, uno es libre de decidir comer o no, con tal que lo haga con fe (Rom14.:22-23) y sin dañar la consciencia de los demás (1Cor 8:12), en ese sentido el comer sangre o cualquier otra cosa, que haga debilitar la fe de otros, seria un pecado, si lo hago con plena consciencia de ello. Nuestra actitud y comportamiento frente a este punto o cualquier otro que se trate de alimentos debe ser, lo que Pablo menciona:

"Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (Rom14.21).

"Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano" (1Cor8:13)



lunes, 9 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 6

 


COMENTARIO

En el capítulo 6 del libro de Levítico, se nos mencionan 4 leyes con respecto a los sacrificios, recordemos que en el AT, los sacrificios eran el medio que Dios había puesto para que el hombre pudiera acercarse a Él. Los  cuales eran una figura de aquel futuro y único sacrificio, el del Señor Jesucristo, que finalmente podría quitar el pecado del medio y reconciliarnos con Dios para siempre (Heb 10:14). Entonces encontramos en este capitulo: la ley de la restitución (Lev 6:1-7), la ley del holocausto (Lev 6:9), la ley de las ofrendas (Lev 6:14) y la ley del sacrificio expiatorio (Lev 6:25).

La ley de la restitución: Cuando alguien pecaba contra su prójimo, habiéndose robado algo, habiendo dañado o perdido algo que se le encomendó, o habiendo hablado mal de Él (Lev 6:2-3), era necesario por parte del agraviante que haga "Restitución" y un "Sacrificio" (Lev 6:4-6). En primer lugar tenía que restituir la falta, y si se trataba de dinero o de algún bien material tenía que devolver por entero lo dañado y añadir la quinta parte de ello. Esta ley había sido dada por Dios al pie del monte Sinaí y formaba parte de lo que se conoce como, la Jurisprudencia de Israel (Ex 22:1-15), es decir formaba parte de un grupo de leyes, que eran una extensión del Decálogo, y una forma de aplicar a situaciones cotidianas, los diez mandamientos dados por Dios a su pueblo. En la vida cotidiana del pueblo, se cometían una serie de pecados de esta índole, tal como se menciona en (Lev 6:7). En segundo lugar el agraviante tenía que ofrecer un sacrificio, animal sin defecto para su expiación, el cual presentará al sacerdote para su expiación y sería perdonado (Lev 6:7). 

Para nosotros, la iglesia de Dios, esta sección nos permite poder entender dos principios de un verdadero arrepentimiento. Por un lado debemos confiar en el perdón de Dios en virtud del sacrificio de Cristo y no en nuestros propios méritos, y en segundo lugar debemos estar dispuestos a restituir el daño causado, si hemos pecado contra nuestro prójimo, no basta con pedirle perdón. Debemos restituir lo dañado, lo robado, lo perdido, lo agraviado, añadiendo algo más aún de lo que hayamos agraviado, y si hemos hablado mal debemos estar dispuestos a restituir el nombre de la persona. El evangelio de Lucas nos narra la historia de un recaudador de impuestos llamado Zaqueo, el cual era odiado por todo su pueblo, pues robaba y era considerado un traidor, pero visitando Jesús aquella ciudad, se acercó a Él. y le dijo que le era necesario quedarse en su casa, a lo cual Zaqueo accedió gustosamente, Lucas nos narra que luego del encuentro del Señor con este hombre, Zaqueo hace la siguiente declaración: 

"He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" (Lc 19:8)

Luego de estas palabras, el Señor va a decir: 

"Hoy ha venido la salvación a esta casa..." (Lc 19:9).

Entonces vemos que para Dios, una muestra visible, concreta y real, que nos hemos arrepentido del mal hecho a nuestro prójimo es que ciertamente creemos y confiamos en la obra de su Hijo a nuestro favor, pero también que estamos dispuestos a restituir el agravio o daño cometido.

La Ley del holocausto: Recordemos que el holocausto era un tipo de ofrenda en la cual todo el animal se quemaba en el altar y la sangre se derramaba alrededor del mismo (Lev 1:5-9). En el verso 12 y 13, se hace mención a que el fuego no se apagaría, arderá continuamente, y de alguna manera esto nos habla de la necesidad de que constantemente se mantuvieran los sacrificios sobre el altar, para que Dios pueda habitar en medio de su pueblo. Vemos ahora que el sacrificio del Señor Jesús fue hecho una sola vez y para siempre, y es suficiente y completo, a través de ese único sacrificio como lo dice el autor del libro de Hebreos, nos ha hecho perfectos para siempre y a quitado de en medio el pecado (Heb 9:24-26; 10:11-14). En segundo lugar esto también nos habla de la necesidad de que nuestras vidas estén de manera constante puesta en el altar de Dios, el apóstol Pablo en su carta a los Romanos menciona:

"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Rom 12:1-2).

Es decir cada día como hijos de Dios debemos presentar nuestra vida a Dios para que el la santifique y nos llene de su Espíritu, para vivir como es digno de Él, debemos ser conscientes que no podemos vivir agradando a Dios en nuestras fuerzas, necesitamos presentarnos cada día delante de Él, y tomar de Él. Él es la fuente de la fortaleza espiritual.

Por otro lado debemos avivar el fuego de Dios en nosotros, corremos el riesgo de caer en la comodidad o por las pruebas y dificultades, dejar de servir a Dios con el mismo fervor que al inicio, el apóstol Pablo le dice a su discípulo Timoteo:

"Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2Tim1:6)

La ley de las Ofrendas y del Sacrificio expiatorio: En esta sección se nos dan leyes específicas en cuanto a los tipos de Ofrendas que se han explicado en capítulos anteriores. Vemos que en el caso de las Ofrendas que se presentaban tanto el pueblo como los sacerdotes debían presentarlas, y de estas ofrendas, el sacerdote recibía una parte para su sustento y alimento (Lev 6:16-17 y 26), de esa manera el sacerdote participaba del altar, esto era considerado cosa santísima y solo el sacerdote podía comer de estas ofrendas. Tal como lo menciona el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios: 

"¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?" (1 Cor 9:13)

“Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?" (1Cor10:18). 

Las únicas ofrendas que no podían ser comidas por los sacerdotes eran aquellas cuya sangre había sido introducida al Tabernáculo (Lev 6:30 cp Lev 4:5 y 16).

Todo esto nos hablaba que desde el antiguo testamento Dios había ordenado que los sacerdotes que se dedicaban al servicio del Tabernáculo, recibieran su sustento del mismo. De la misma manera Dios ha determinado que sus siervos, aquellos que se dedican a la predicación y enseñanza de la Palabra sean sostenidos por sus iglesias locales, esto es justo delante de Dios, tal como lo menciona el apóstol Pablo: 

"Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1Cor9:14)


martes, 3 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 5

 

COMENTARIO

El capítulo 5 del Libro de Levítico nos describe una serie de sacrificios por pecados particulares, que nos permiten entender que quien deseaba acercarse a la presencia de Dios tenía que estar limpio, aún de pecados que en muchos casos habían sido cometidos por ignorancia (Lev 5:17-18) y en otros casos se trataba de actos en los cuales no se había actuado bien, pudiendo hacerlo (Lev 5:1). En el NT, Santiago nos va a mencionar en su carta: "Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo" (Stgo 4:17)

Los hijos de Israel en su vida cotidiana al igual que nosotros estaban expuestos a diversas circunstancias que muchas veces podían llevarles a cometer estos pecados, ya sea de manera voluntaria o aún por ignorancia. Vemos que había la necesidad de presentar sacrificios para que las culpas sean quitadas y una vez que el sacerdote hacía expiación por la persona, esta podía tener la seguridad que era perdonada (Lev 5: 10, 13, 16 y 18). Es importante entender la necesidad diaria que tenemos del perdón de Dios, es por ello que el cristiano es llamado a un constante arrepentimiento”, que no es lo mismo que decir que puede pecar deliberadamente pensando después en pedir perdón, sino más bien el ser conscientes que fallamos, que pecamos, que vivimos en una naturaleza caída, y que cada día necesitamos ser limpiados. 

La falta de conciencia del pecado es una afrenta contra Dios, puede llevar a que se tenga un concepto de uno mismo equivocado, y hasta pensar que no somos lo suficiente malos, como para necesitar confesar pecados cada día, un concepto bíblico acerca de nosotros mismos es crucial, no podemos caer en el extremo de pensar que Dios no nos va a perdonar por lo que hemos sido antes de conocerle, pero tampoco podemos pensar que ya no cometemos pecados, y que esas "pequeñas faltas” no son tan graves, no es así, todo pecado es una afrenta contra Dios, es por ello que la Biblia nos revela que todos somos pecadores, y que estamos por esa condición destituidos de la Gloria de Dios, pero que a su vez todo aquel que se acerca en arrepentimiento y fe en Cristo, es justificado gratuitamente (Rom 3:23-24).

Entonces vemos, en la primera sección (Lev 5:1-6) se menciona acerca del testigo que no está dispuesto a denunciar el hecho, leyes sobre impurezas de no tocar cadáver o inmundicia de hombre y el jurar en vano (Lev 5:1-4). Muchos de estos pecados eran imperceptibles por las demás personas, pero a pesar de ello el texto nos menciona que la persona: “llevará su pecado” (5:1), “será inmunda y habrá delinquido” (5:2), “será culpable” (5:3 y 4). Todas estas faltas hacían culpable a la persona la cual necesitaba ser espiada y perdonada, para ello era necesario primero la CONFESIÓN, del pecado.

“Cuando pecare en alguna de estas cosas confesará aquello en que pecó” (Lev 5:5)

Los hijos de Dios podemos tener la seguridad que Dios nos perdonará, pero debemos confesar nuestro pecado, el rey David, nos menciona que mientras él trató de ocultar su pecado y no lo confesó, aún su salud física se vio afectada, pero cuando lo confesó, Dios le dio libertad y lo perdonó.

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos, en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salm 32:3-5)

El apóstol Juan dirigiéndose a la Iglesia de Dios, menciona: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn 1:9)

En nuestra cultura actual se mencionan frases como por ejemplo: "si no le hace mal a nadie no está mal" o "si te gusta hazlo”; en estas frases encontramos al hombre como centro de su vida, pero a la luz de la Biblia, Dios es el centro de todo, no el hombre; entonces cuando pecamos, es contra Dios, a él le fallamos en primer lugar, y así pensemos que no le hizo mal a nadie, la falta fue contra Él y él si la ve. David en su Salmo de arrepentimiento va a mencionar:

"Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre" 

(Salmos 51:1-5)

En la segunda sección (Lev 5: 7-13), se nos demuestra que nunca habrá ninguna excusa para no ponernos a cuentas con Dios. En el caso del pueblo de Israel, Dios había provisto una serie de sacrificios desde la persona que tenía recursos, el cual podría traer un animal para ofrecer (Lev 5: 5-7), hasta el más pobre, el cual podría traer una ofrenda vegetal "de flor de harina" (5:11). Para nosotros Dios ha provisto un único sacrificio por el cual todos sin distinción podemos acercarnos a Dios para ser perdonados (Heb 9:26b; 10:12). La solución al pecado humano ha sido dada por Dios, y es la sangre de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, la cual es eficaz para limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:7, 9). Entonces cuando una persona es condenada, entonces no solo es por los pecados que cometió, sino más bien porque habiendo podido acceder al perdón a través del Señor Jesús, lo rechazó. El apóstol juan menciona en su evangelio, las siguientes palabras del Señor: 

"Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas" (Jn 3:19)

Finalmente, en la tercera sección (Lev 5:14-19), se nos describe que tanto el pecado por yerro o por ignorancia, ambos son pecados, y necesitan ser perdonados, esto nos lleva a entender que Dios había provisto una solución para los pecados, pero esta solución era temporal, hasta que llegara a aquel, cuyo sacrificio podría de manera verdadera y definitiva quitar el pecado y hacernos nuevas personas para Dios. Entonces Cristo murió, no solo por aquellos pecados visibles y grotescos, que aún los hombres pecadores condenan en sus leyes civiles. Sino también por aquellos pecados imperceptibles para el ojo humano, aquellas envidias, egoísmos, malos deseos y pensamientos y aún aquello que pensamos que no le hace mal a nadie, por nuestra indolencia y mala disposición a hacer el bien. Cristo murió por todo ello a fin de poder hacernos aceptables delante del Padre, y que podamos un día entrar a su reino donde nada malo, sucio, ni vil entrará (Ap 21:27).

martes, 27 de octubre de 2020

LEVÍTICO 4

 

COMENTARIO

En el capitulo 4 del Libro de Éxodo, se nos habla del cuarto tipo de ofrenda, "la ofrenda por el pecado". Este tipo de ofrenda se realizaba cuando la persona cometía un pecado por yerro, por ignorancia o sin intención. Vemos que el pecado no involucra en ese sentido la consciencia del acto en si, tal como se hace mención en el verso 13 en relación al pecado del pueblo: ".. y el yerro este oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables". 

En este pasaje se hace referencia a que a pesar de que el pueblo no se hubiere dado cuenta de su falta, igual eran culpables delante de Dios. Es por ello que la escritura da testimonio que todos somos pecadores, en la epístola a los Romanos el apóstol Pablo menciona: "...todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23). 

En ese sentido el pecado no depende de nuestra intencionalidad, es verdad que la intención hace que sea mas terrible la falta, ello lo sabemos por las palabras del Señor Jesús en Lc 12:47-48, donde el menciona:

"Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá".

Encontramos aquí el principio que nos permite entender la clasificación dada en este capitulo, haciendo referencia a las faltas cometidas por el Sumo sacerdote (4:3), la congregación de Israel (4:13), un jefe (4:22), alguna persona del pueblo (4: 27).

El principio es: "a quien se le ha dado mayor responsabilidad espiritual, dones, talentos o quien ejerza un cargo de honor que demande el ser ejemplo, a esa persona o grupo se le demandara mas fidelidad", ¿Cómo sabemos ello?, en el texto se nos hace la división ya mencionada donde veremos algunas diferencias en el tipo de animal, y aún en la forma de hacer la ofrenda que nos permiten reconocer, que "al que mas se le dio, mas se le demandara" (Lc 12:48)

Veamos algunas características que nos permiten hacer algunas diferencias de como debía ser echa la ofrenda dependiendo de quien cometía la falta: 

1. Sumo sacerdote (Lev 4:3-12):

  • Ofrenda: Becerro sin defecto (4:3).
  • Muerte del animal: lo traerá a la puerta del Tabernáculo, pondrá su mano sobre la cabeza del becerro y lo degollara (4:4)
  • La sangre: rociara 7 veces hacia el velo del santuario, puesta sobre los cuernos del altar del incienso y el resto la echara al pie del altar del holocausto (4:5-7)
  • El resto del animal: Grosura y Vísceras quemadas en el altar del holocausto (4:8-10), lo restante, piel, carne, cabeza, piernas, intestinos, estiércol y todo lo restante, serian quemados fuera del campamento (4:11-12).

2. La Congregación de Israel (Lev 4:13-21):

  • Ofrenda: Becerro (4:14).
  • Muerte del animal: lo traerán a la puerta del Tabernáculo, los ancianos pondrán su mano sobre la cabeza del becerro y lo degollaran (4:14b-15).
  • La sangre: el sumo sacerdote rociara 7 veces hacia el velo del santuario, puesta sobre los cuernos del altar del incienso y el resto la echara al pie del altar del holocausto (4:17-18)
  • El resto del animal: Grosura y Vísceras quemadas en el altar del holocausto (4:8-10), lo restante, piel, carne, cabeza, piernas, intestinos, estiércol y todo lo restante, serian quemados fuera del campamento (4:19-21).

3. Un Jefe (Lev 4:22-26)

  • Ofrenda: Macho cabrío sin defecto (4:23).
  • Muerte del animal: pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollara en el lugar del holocausto (4:24).
  • La sangre: el sacerdote pondrá de la sangre sobre los cuernos del altar del holocausto y el resto la echara al pie del altar del holocausto (4:25)
  • El resto del animal: toda la grosura será quemada como en el sacrificio de paz sobre el altar del holocausto (4:26)

4. Una persona del pueblo (Lev 4:27-35)

  • Ofrenda: Cabra sin defecto (4:28) o Cordero, hembra sin defecto (4:32)
  • Muerte del animal: pondrá su mano sobre la cabeza del animal y lo degollara en el lugar del holocausto (4:29 y 33).
  • La sangre: el sacerdote pondrá de la sangre sobre los cuernos del altar del holocausto y el resto la echara al pie del altar del holocausto (4:30 y 34)
  • El resto del animal: toda la grosura será quemada como en el sacrificio de paz sobre el altar del holocausto (4:31 y 35)

Vemos que el animal era mas caro dependiendo de quien cometía la ofrenda, y en el caso del sumo sacerdote y toda la congregación, en esos dos casos la sangre del animal se ponía sobre el altar del incienso, con ello vemos que para Dios el pecado del sumo sacerdote era como el pecado de todo el pueblo pues el los representaba. Y aquí encontramos una enseñanza para todo aquel que desea obispado o cargo ministerial, tiene que ser consciente que se le demandara mas, tal como indica el apóstol Pablo en su primera carta a Timoteo (1Tim3:1-7).

Una segunda enseñanza que vemos es que Dios quería que su pueblo tuviera claro que el pecado aún del que no se es consciente significaba MUERTE. Tal como el apóstol Pablo va a decir:

"La paga del pecado es muerte.." (Rom 6:23a)

Pero en tercer lugar, Dios también quería dejar claro, que a través de la SANGRE DEL SACRIFICIO, había perdón, ello lo vemos en (Lev 4: 20-26 y 35), y ello era una figura del futuro SACRIFICIO DEL SEÑOR EN LA CRUZ, el apóstol Pablo se refiere a ello en la segunda parte del verso 23 del capitulo 6 de la epístola a los Romanos:

"..mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús" (Rom 6:23b)

Y en su carta a los colosenses cuando menciona acerca del Señor:

"En quien tenemos redención en su sangre, el perdón de pecados" (Col 1:14)

domingo, 18 de octubre de 2020

LEVÍTICO 3

 


COMENTARIO

En el capitulo 3 del libro de Levítico se nos menciona el tercer tipo de ofrenda, que era la "ofrenda de Paz". Estas ofrendas a diferencia de "la oblación", si era de animales, estos podían ser de ganado vacuno (3:1), ovejas (3:6) o corderos (3:7) y cabras (3:12). Dichos animales tenían que ser sin defecto (3:1, 6), asimismo serian ofrecidos "delante de Jehová", (3:1, 7, 12), es decir mirando hacia el Lugar Santísimo, donde estaba la presencia de Jehová en medio de los dos querubines. Los sacerdotes estaban encargados de hacer rociar la sangre del animal sacrificado sobre y alrededor del altar de bronce (3:2, 8 y 13), el cual estaba situado frente al Tabernáculo exactamente en dirección hacia el lugar Santísimo. En este tipo de ofrendas, se ponía la mano en la mano del animal antes de degollarlo (3:2, 8, 13), y luego se hacia arder en el altar toda la grosura del animal (3: 3-5; 9-11; 14-16). Para los hijos de Israel estaba establecido que no podían comer de ninguna sangre ni grosura, esto incluía a las vísceras del animal. Tal como indica (3:17 y 7:23-27), era estatuto perpetuo y la razón era que tanto la sangre como las vísceras según las leyes de las ofrendas pertenecían al Señor, lo cual era un mandato especifico para los hijos de Israel.

En el capitulo 7 se darán mas detalles acerca de los sacrificios de paz, por lo pronto, vale la pena recordar que para nosotros el Señor Jesús es nuestra paz, ya que su sacrificio nos ha reconciliado con el Padre, el apóstol Pablo menciona:

"Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades" (Ef 2:14-16)

Y en este tipo de sacrificios podemos encontrar también algunas características que nos hablan del sacrificio del Señor, vemos dos de ellas:

1. Animales sin defecto: Al igual que estos animales tenían que ser sin defecto, el Señor Jesús hizo un sacrificio perfecto, pues El eran sin pecado. El autor de Hebreos nos menciona:

"Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos" (Heb 7:26) 

Y añade: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb 4:15)

El Señor Jesús al no haber nunca pecado, hacia que su sacrificio fuera eficaz para poder salvarnos y redimirnos, lo que los sacrificios y sangre de animales no podían hacer, su sangre a diferencia de la de los animales de los sacrificios del antiguo testamento mencionados en el libro de Levítico, si era eficaz para cambiar nuestro interior y darnos un nuevo corazón, que pueda amar y obedecer a Dios. El autor de Hebreos señala nuevamente:

¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? (Heb 9:14)

2. Ofrecidos delante de Jehová: El sacrificio del Señor fue echo en el monte Golgota que era parte de una cadena de montes, antiguamente este lugar correspondía precisamente al lugar donde Abraham había llevado a Isaac por orden de Dios para ser sacrificado, en el Monte Moriah (Gn 22:2), dicho lugar correspondería al lugar donde se construiría mas adelante el Templo de Jerusalén, tal como lo señala el libro de segunda de Crónicas:

"Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo" (2Cr 3:1)

Sabemos por los evangelios que el Señor fue crucificado fuera de la ciudad en el Monte Golgota, que era parte de esta cadena de montes. Entonces vemos sorprendentemente que este monte donde el Señor fue crucificado, estaba localizado prácticamente frente al templo de Jerusalén, en dirección hacia el lugar Santísimo, a pocos metros de el, donde El Señor finalmente al morir diría, "Todo es consumado", y delante de Dios, su sacrificio seria aceptado, el velo que separaba al hombre de Dios seria rasgado de arriba a abajo (Mc 15:38), lo cual señalaba que era el mismo Dios quien lo rasgaba y quitaba, el camino hacia su presencia estaba libre y con acceso, pues se había abierto un camino. El autor de Hebreos nos menciona:

"Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Heb 10:19-22)

Entonces el sacrificio de paz, nos recuerda que el Señor hace posible a través de su muerte en la cruz que podamos ser reconciliados y tener ahora "Comunión con Dios", teniendo acceso a su presencia, pues su sacrificio ha sido aceptado, por lo cual podemos ahora acercarnos con libertad y con corazones agradecidos.

viernes, 16 de octubre de 2020

LEVÍTICO 2

 


COMENTARIO

En el libro de Levítico en el capitulo 2, se nos habla de un segundo tipo de ofrendas, que era "la Oblación", que era un tipo de ofrenda a base de alimentos de origen vegetal. Estas ofrendas no eran para expiación de pecado, debido a que no involucraba derramamiento de sangre, pero si era una especie de regalo u ofrenda de gratitud a Dios. Y de la ofrenda que se traía, una parte se hacia arder en el altar para memorial (2:2 y 9), y lo restante de la ofrenda era para Aarón y sus hijos, lo cual era considerado "cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová" (2:2b y 10). En ese sentido vemos que para Dios había provisto sustento para los sacerdotes que se encargaban de ministrar en el Tabernáculo de reunión, era justo y santo, que ellos recibieran sustento por parte de sus hermanos.

Entonces vemos que en este tipo de ofrendas, Dios también proveía para sus servidores, en este caso los sacerdotes. Moisés nos menciona: 

"Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad de él comerán" (Dt 18:1). 

Lo cual también seria ratificado por el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, donde menciona: 

"¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1Cor 9:13-14)

Esto nos recuerda que en la Iglesia, Dios ha establecido que sus ministros también sean sustentados por sus respectivas congregaciones, debido a que ellos anuncian el evangelio, y ha sido establecido por Dios y no por hombre que vivan del mismo (1Cor 9:14) 

En segundo lugar, encontramos que este tipo de ofrendas tenían que ser de cierto tipo de ingredientes o alimentos específicos, por ejemplo encontramos que tenían que ser de flor de harina, tenían que incluir aceite y en algunos casos incienso. Recordemos que las ofrendas de alguna manera simbolizaban o eran una figura del futuro sacrificio del Señor Jesús, de su vida y aún nos mostraban características de su misma naturaleza y persona, ya que en toda la vida del Señor Jesús fue una ofrenda para Dios, su vida era un perfume de olor fragante de constante obediencia y sin pecado, que subía como olor grato a Dios. El autor de hebreos nos menciona hablando del Señor Jesús como nuestro Sumo sacerdote: 

"Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos" (Heb 7:26).

Encontramos que este tipo de ofrendas se podían ofrecer de tres maneras: cocida en horno (2:4), de sartén (2:5) y cocida en cazuela (2:7). Uno de los ingredientes que no podía faltar era el aceite. En el Antiguo Testamento el aceite es uno de los símbolos del Espíritu Santo, lo cual nos recuerda que en todo lo que le presentamos a Dios buscando agradarle debemos hacerlo en la guía de su Espíritu, la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, es la que asegura que le pertenecemos a Dios y que somos aceptos delante de El.

Es necesario entonces buscar en el servicio a Dios, ser llenos del Espíritu si buscamos honrarle y ser usados por El. El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas menciona: 

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros (Ga 5:24-26)

Finalmente, se nos menciona: "Ninguna ofrenda que ofrezcáis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová" (Lev 2:11)

La levadura y la miel eran ingredientes que podían fermentar la ofrenda por lo cual no debía ser utilizada como ingrediente en la ofrenda a presentar ya que la echarían a perder. De la misma manera en nuestro servicio a Dios, debemos considerar que nuestras motivaciones y actitudes son importantes, ya que ellas finalmente pueden acabar por estropear o hacer abominable para Dios lo que estamos presentándole. Esto nos recuerda que cuando nos presentamos a Dios, para presentar nuestra ofrenda el ve primero al ofrendante y luego lo que este viene a ofrecer. Recordemos las ofrendas de Caín y Abel, el pasaje menciona en el libro de Génesis, que Dios miro con agrado a Abel y su ofrenda, pero miro con desagrado a Caín y su ofrenda (Gn 4:4-5). ¿Por qué? Por que en el corazón de Caín se albergaba resentimiento, celos y envidia hacia su hermano, lo cual lo llevo al odio y posteriormente al homicidio. El apóstol Juan en su primera carta menciona: 

"Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas" (1Jn 3:11-12).

Por otro lado en el NT, la levadura era un símbolo del pecado, de aquello que contaminaba y que si lo tolerábamos y permitíamos acabaría expandiéndose y contaminando todo. A esto se refiere el Apóstol Pablo cuando nos menciona: "Un poco de levadura, leuda toda la masa" (Ga 5:9; 1Cor 5:6). El Señor Jesús tomo "la levadura", como un elemento para darnos enseñanzas, por ejemplo:

  1. En Marcos 8:14-16; el Señor va a prevenir a sus discípulos diciéndoles que se "guarden" es decir que se cuiden, de la levadura de los fariseos y de Herodes, en este pasaje se nos manifiesta que los discípulos no entendieron lo que Jesús les quería decir, y que pensaban que se refería al pan. Pero el Señor Jesús se refería a la "Hipocresía" de ellos.
  2. En Mateo 16: 6 y 12; el Señor advierte nuevamente a sus discípulos a que se "guarden o cuiden de la levadura" pero en este pasaje hace referencia también a los saduceos. Refiriéndose a la doctrina o enseñanza de los fariseos y saduceos, la cual se caracterizaba por ser incongruente con sus vidas, enseñaban pero ellos mismos no ponían en obra sus enseñanzas, el Señor Jesús les advierte de este pecado de hipocresía "levadura", a sus discípulos ya que ellos como nosotros somos proclives a caer en lo mismo.
  3. c. En Lucas 12:1-3; el Señor Jesús va a decir directamente que la levadura de los fariseos era la hipocresía, es decir mostrar algo que uno no es, esta palabra tiene la figura de alguien que se pone una máscara y actúa. En ese sentido el hipócrita no muestra realmente lo que hay en él, y lo que hace no es realmente sincero.
  4. d. En 1Corintios 5.7-8; el apóstol Pablo hace referencia a la "vieja levadura", como nuestra antigua manera de vivir, nuestro viejo hombre y sus deseos, Pablo hace referencia que a través de la obra de Jesús ya hemos sido hechas nuevas criaturas para Dios (nueva masa), es decir somos santos y limpios para Dios en Cristo, pero sin embargo en lo que respeta a nuestra santificación, él está obrando en nosotros.

Finalmente el capitulo 2 de Levítico nos menciona que un ingrediente que siempre debía presentarse en las ofrendas era "la sal" (Lev 2:13), la cual es un preservante natural, lo cual nos recuerda que nuestras vidas debían ser como esa sal, la cual preservaba y evitaba que el pecado se desborde, de alguna manera la presencia de la Iglesia, es decir, los creyentes en el mundo, cumple esa función, la de salar, es decir preservar este mundo de tinieblas. Es por ello que el Señor haciendo mención a la sal menciona:

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres (Mt 5:13)

Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros (Mc 9:50)

Entonces este ultimo ingrediente, nos permite poder entender que nuestras vidas y lo que presentamos a Dios, deben tener sal, que es un símbolo de poder preservador, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.