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sábado, 30 de octubre de 2021

LEVÍTICO 11

 


Estas leyes no solo tenían que ver con una prohibición de alimentos, sino eran pedagógicas, tenían la intención de enseñar principios espirituales en la vida de los Hijos de Israel, y a través de ellas recordar quienes eran ellos y quien era Dios.

  • Dirigido: A los Hijos de Israel (11:2)

Es importante recalcar que estas leyes eran dirigidas para los hijos de Israel, es decir formaban parte de la ley que corresponde al antiguo Pacto, sin embargo encierra principios que si son aplicables a la Iglesia del NT y de hoy (Mt 15:10-20, Hechos 10:9-15)

  • Palabras importantes: Inmundo (11:4, 8, 39); Abominación (11:10, 41-42) , Discernir (11:47)

La palabra inmundo es la palabra “tane” (heb), que significa impuro, sucio o que contamina. 

La palabra Abominación es la palabra “sheqets” (heb), que significa repugnante o detestable.

La frase “hacer diferencia” o discernir que aparece en Lev 11:47,es “badal” (heb) que significa discernir, distinguir, seleccionar, excluir, etc. La palabra en griego es “diakrisis” (gr), la cual es utilizada en Heb 5:14.

  • Versículo Principal: Levítico 11: 44-45


Tabla de Animales Limpios e Inmundos según Levítico 11

Animales

Pueden comer

Inmundos 

Son abominación

Indicación

Terrestres


Los que tienen pezuña hendida y rumian

Camello, conejo, liebre, cerdo, 

No tienen una de las características mencionadas

No comer, no tocar cuerpo muerto.

Acuáticos


Los que tienen aletas y escamas 

Las que no tienen aletas ni escamas o una de ellas.

No tienen una de las características mencionadas

No comer, no tocar cuerpo muerto.

Aves


Todas las demás 

Águila, quebrantahuesos, azor, gallinazo, milano, cuervo... (Lev 11:13-19)


Las inmundas

No comer, no tocar cuerpo muerto.

Insectos


Langosta, langostino, argol, hagab.


Los demás

Alados que tenga 4 patas

No comer, ni tocar sus cuerpos muertos.

Reptil


Ninguno


Todos

Lo que anda sobre su pecho y cuatro patas o más, y se arrastra.

No comer, no tocar cuerpo muerto.

Otros

No menciona

Lev 11:29-30

Animales que andan sobre sus garras.

No comer, no tocar cuerpo muerto.


I. Principios y Enseñanzas

  • Dios determinaba que era limpio y que era inmundo.
  • Aquello que Dios determinaba que era inmundo o sucio, no se debía comer, ni tocar.
  • Lo que Dios prohibía, los hijos de Israel tenían que tenerlo por inmundo y abominable.
  • Al ser obedientes podremos saber discernir o diferenciar cada vez mejor la voluntad de Dios (Heb 5:14)
  • Si se tenía que tener especial cuidado con lo que entraba por la boca y acababa en la letrina, cuanto más cuidado se debe tener con aquello que permitimos que entre en nuestra mente y corazón, lo cual en palabras del Señor Jesús si nos contamina (Mt 15:17-20).

1.1. Advertencia:

  • No te hagas abominable ni inmundo (11:43)

  • No te contamines (11.44b)

1.2. Llamado: “Seréis santos, porque, Yo Soy Santo” (Lev 11:45, 1P1:16)

1.3. Razón de la ley: Enseñar a los hijos de Israel a hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio (Lev 11:47)


II. Principios del Nuevo Testamento con respecto a la comida:

¿Qué nos contamina?

            Mt 15.17-20, Mc 7:18-23

1Tim4: 4-5

¿Qué debemos desechar de nuestra vida?

  • Obras de las tinieblas: Rom 13:12

  • Fábulas profanas, enseñanzas falsas: 1Ti 4:7

  • Cuestiones necias e insensatas: 2Ti 2:23

  • Malicia e Inmundicia: Stgo 1:21

  • Malicia, engaño, hipocresía, envidia, toda detracción: 1P2:1

  • Lo Terrenal: Col 3:5-10

Considerar: Col 3:12-17, 1Tes4:3, 7-8, 5:6-9, 





domingo, 3 de octubre de 2021

LEVÍTICO 10

Nadab y Abiú eran hijos de Aarón, hermano de Moisés (Éx 28:1). En Éxodo 24:9, se nos describe que ellos estuvieron presentes junto con Moisés, Aaron y los 70 ancianos, cuando se estableció el Pacto en el Monte Sinaí, y Dios se les manifestó (Ex  24:8-10). Por otro lado Dios había dado instrucciones acerca de cómo debía llevarse a cabo el culto y la utilización de cada uno de los instrumentos que formaban parte del Santuario. En Éxodo  30, se nos describe al "Altar del Incienso", y como debía sería utilizado por los sacerdotes, según el mandato de Dios:

  1. Sería puesto delante del velo (Ex 30:6)

  2. Aarón quemará incienso aromático sobre él cada mañana y al anochecer al encender las lámparas (Ex 30:7-8)

  3. No se debería ofrecer él, incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda, ni se derramaría libación sobre el (Ex 30:9)

  4. Sobre sus cuernos, el sumo sacerdote, pondrá la sangre del Sacrificio por el pecado para expiación, en el Gran día de la expiación, lo cual se hacía una vez al año (Ex 30:10)

Estas instrucciones eran muy bien conocidas por los sacerdotes, sin embargo vemos en el Capítulo 10 del Libro de Levítico que Nadab y Abiú tomaron cada uno su incensario, pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová, fuego extraño, lo cual no había sido ordenado por Él (Lev 10:1).

Se nos menciona en el verso 2, que salió fuego de delante de Dios y los quemó, y murieron delante de Jehová. El fuego en la Biblia en este contexto, es un símbolo del juicio de Dios. El autor de Hebreos nos menciona:

"Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor"

¿En qué otras situaciones pasó esto en la Biblia?

  1. En Sodoma y Gomorra (Gn 19:24)

  2. Los siervos de Ocozías que venían a capturar a Elías (2 Reyes  1:9-12)

  3. El juicio de Dios en los tiempos finales (2 P 3:10)

En el verso 3, se nos menciona que Moisés, les manifiesta la causa de la muerte de los hijos de Aarón. Ellos se acercaron a la presencia de Dios de manera irreverente, se acercaron sin ningún cuidado, no tuvieron en cuenta su Santidad, y la presencia Santa de Dios, frente al pecado, se manifestó en juicio de fuego, de esa manera Dios se revelaba al pueblo como un Dios Santo, al cual debían temer y honrar. Ahora no se refiere tanto a un miedo de terror, sino a un temor de reverencia, al considerar su Santidad. Es claro que ninguno de nosotros se atrevería a acercarse a un horno ardiendo, le temeríamos, porque sabemos que nos quemaría, cuánto más deberíamos tener temor de acercarnos a la presencia de Dios. Los hijos de Aarón fueron irreverentes y eso trajo juicio hacia ellos. Nosotros ahora, los que formamos parte de la Iglesia de Dios, no deberíamos ser tampoco ligeros al acercarnos a Dios, es verdad que ahora a través de Cristo, tenemos acceso con confianza al trono de Gracia (Heb 4:16), pero ello no involucra el ser ligeros e irrespetuosos, pues Dios es el mismo.

Los hijos de Aarón habían visto a Dios manifestarse en fuego en el monte Sinaí, Dios mismo les había dicho:

"Guardaos no subáis al monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocaré el monte, de seguro morirá" (Ex 19:12)

"Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago" (Ex 19:22)

La palabra "estrago", significa: daño o destrucción producida por una acción natural. En el ejemplo del fuego, la acción natural es que el fuego destruya y queme. De la misma manera la presencia de Dios, en ese sentido es peligrosa, para los pecadores, nos consume, nos fulmina. Pero si frente a la presencia de Dios, nos arrodillamos y suplicamos su gracia, alcanzaremos misericordia a través de la obra de Cristo (Lucas 5:8-9).

Moisés ordena que saquen los cuerpos de Nadab y Abiú fuera del campamento, y recuerda a Aarón y a sus hijos que no deberían raparse la cabeza, ni rasgarse los vestidos, manifestando de esa manera su dolor y duelo; tampoco podrían salir del Tabernáculo, sino morirían. Pero ¿Por qué esta ordenanza?, no era acaso justo que ellos pudieran hacer su duelo, y velar a su hermano, sin embargo vemos que Dios había dado una ordenanza con respecto a los días de consagración de los sacerdotes, ellos deberían mantenerse al interior del Tabernáculo por 7 días y 7 noches (Lev 8:33-35). Esto nos enseña que la Palabra de Dios, y sus mandatos, están por encima del hombre y de nuestras circunstancias y aún emociones. Los sacerdotes tenían un gran privilegio, pero ello les demandaba mayor responsabilidad. 

¿Ahora, acaso Dios es indiferente a nuestro dolor?. Claro que no, Dios no es indiferente a ello, pero una muestra del Amor de Dios precisamente hacia ellos, era la advertencia de Moisés, Dios nos muestra su amor, no tanto por lo cómodo que nos puede hacer sentir lo que nos dice, sino porque ello nos librará de la muerte. Ahora, en el verso 8 al 11, Dios habla a Aarón, y le dice:

"Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo Santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio., y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés" (Lev 10:9-11)

Algunos mencionan que probablemente Nadab y Abiú se habían embriagado y por ello hicieron lo que hicieron, sea así o no, Dios sabe que la embriaguez embota los sentidos, y hace perder el juicio, y frente a ello el advierte a los sacerdotes a que no se acercaran a Él en ese estado. Ellos debían reconocer y saber que cuando se acercaban al Tabernáculo a servir, era para Dios y delante de Dios, no se acercaban a cualquier persona; y esa misma advertencia es para nosotros, cuando nos acercamos a Dios, no debemos hacerlo como si Él fuera igual a nosotros, o como si se tratara de cualquier persona, sino debemos hacerlo con temor y reverencia. Los sacerdotes, debían saber diferenciar ello, a eso se hace referencia cuando se menciona "para que sepas discernir entre lo santo y profano" (Lev 10:10), es decir saber diferenciar entre lo que le agrada y no le agrada a Dios, en otra versión se menciona "entre lo sagrado y común", el Dios a quienes se acercaban y la obra que realizaban no era común, sino sagrada, y debían hacerla conscientes de ello, de esa manera el sacerdote podría enseñar a sus hermanos, a acercarse de manera correcta a Dios y enseñarles sus mandatos.


martes, 29 de diciembre de 2020

LEVÍTICO 9

 

COMENTARIO

En el capítulo 9 del libro de Levítico, se nos habla acerca de los sacrificios de Aarón. Recordemos que los sacrificios eran el medio por el cual los hijos de Israel, podían acercarse a Dios. Asimismo todos los sacrificios, señalaban diferentes características de la vida y el sacrificio del Señor en la cruz. 

En primer lugar encontramos que Moisés ordena a Aarón hacer sacrificios por Él y por el pueblo, debido a que Dios se les manifestaría (Lev 9:4). Es importante recordar que a pesar que Aarón es el sumo-sacerdote, es un hombre pecador, y él también necesita hacer un sacrificio por sus propios pecados. Esto nos señalaba que era necesario que se levantara un sacerdote superior. A esto se refiere el autor de Hebreos cuando menciona: "Por que la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre" (Heb 7:28). El Señor Jesucristo a diferencia de Aarón y los sacerdotes que le precedieron, era sin pecado, por lo cual su sacerdocio era inmutable y eficaz.

"Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo" (Heb 7:26-27).

En segundo lugar, tanto Aarón como el pueblo necesitaban ser reconciliados con Dios (Lev 9:7), esto nos permite entender que desde el AT, ya se nos empezaba a revelar que para que haya perdón y reconciliación, se necesitaba un sacrificio. Y a su vez nos permitía entender que el pecado causa enemistad entre Dios y el hombre, y que es necesario para acercarse a Dios, primero ponerse a cuentas con Él. En el libro del profeta Isaias el Señor le va a decir a su pueblo: "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Is 1:18). En El AT, la manera en la cual el hombre se ponía a cuentas con Dios era a través de un sacrificio. Dichos sacrificios señalaban al sacrificio perfecto, el cual sí podía reconciliarnos con Dios de manera permanente, y definitiva. El apóstol Pablo menciona en su carta a los Romanos: "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Rom 5:10). Ahora nosotros podemos acercarnos a Dios a través de la persona del Señor Jesucristo, y poder entrar confiadamente al trono de gracia, sabiendo que podremos alcanzar gracia y misericordia para el oportuno socorro (Heb 4:16). El trono al cual nos acercamos ya no es de juicio, pues el sacrificio ya ha sido hecho, la deuda ha sido pagada. Eso debe llevarnos cada día a acercarnos con reverencia al Señor, pero a la vez con un profundo agradecimiento y convicción de que tenemos perdón en Él, de que no tenemos que vivir en culpas del pasado, sino en el gozo de sabernos perdonados. El salmista menciona:

"Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado" (Salm 32:1-5)


martes, 1 de diciembre de 2020

LEVÍTICO 8

 

COMENTARIO

En el capitulo 8 del Libro de Levítico se nos describe la consagración de Aarón y de sus hijos. Moisés recibe la orden de parte de Dios, de tomar a Aarón y a sus hijos, y consagrarlos delante de toda la congregación de Israel (Lev8:3-5), esto serviría para que todo el pueblo reconociera que Dios los había escogido y separado, para ministrar dentro del Tabernáculo de reunión. El pueblo tenia que tener claro que esto era establecido por Dios, y que no se estaba dando preferencia a Aarón y sus descendientes, era probable que algunos pensaran que se estaba dando preferencia a Aarón por ser hermano de Moisés, recordemos que el pueblo constantemente había ya puesto en duda el liderazgo de Moisés y de Aarón, constantemente divagaba en sus mentes la idea de que todo podría haber sido planeado por Aarón y Moisés para enseñorearse de ellos, lo vemos incluso antes del cruce del mar rojo, como murmuraban e insinuaban que ellos eran los que los habían sacado, no reconociendo a Dios como su libertador:

"Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud" (Ex 16:2-3)

Mas adelante, Coré y su séquito se rebelaría nuevamente ante el liderazgo de Moisés y Aarón:

"Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?" (Num 16:3)

Dios le ordena a Moisés tomar algunos elementos que serian utilizados durante la ceremonia de consagración, de los cuales podemos establecer algunas enseñanzas para la iglesia:

En primer lugar Dios le ordena a Moisés tomar "las vestiduras", ellos tenían que ser lavados con agua pura antes de ser vestidos, tanto Aarón como sus hijos (Lev 8:6), y esto nos habla de esa limpieza y purificación que los hijos de Dios hemos experimentado al ser limpiados por la sangre de Cristo, y a su vez como a través de la presencia del Espíritu Santo y la Palabra de Dios, como agua pura limpian la vida de aquellos que se acercan en fe y arrepentimiento a Dios .  Dios nos limpia, pero también nos viste, con esas nuevas vestiduras las cuales nos permiten poder ahora estar delante de El, somos revestidos de Cristo (Ga 3:26), de su justicia, de su santidad, de su virtud. De esa manera somos separados del mundo para vivir ahora para Dios. El autor de la epístola a los Hebreos menciona:

"acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Heb 10:22)

En segundo lugar se nos menciona "el aceite de la unción", el cual Moisés derrama sobre Aarón para consagrarlo (Lev 8:12), en el Antiguo Testamento, recordemos que este aceite había sido elaborado de manera única para ungir a los sacerdotes y los utensilios del tabernáculo, era cosa santísima delante de Dios (Ex 30:26-31), y aquel que se atrevía a preparar algo semejante para uso personal, seria expulsado de la congregación (Ex 30:32-33). Por otro lado el aceite, es uno de los símbolos del Espíritu Santo, el cual ungía al sacerdote para capacitarlo para la obra a la cual Dios los estaba escogiendo, de esa manera también dicha persona era separada, de entre todos sus hermanos. Es importante señalar que ahora la presencia del Espíritu Santo viene a morar sobre todo aquel que cree en el Señor Jesucristo, y se arrepiente de sus pecados (Ef 1:13), todo aquel que nace de nuevo por la obra del Espíritu santo, es ungido por El, y separado por Dios, para ser parte de su pueblo, y llamado a proclamar las virtudes de aquel que lo ha llamado (1P 2:9). La presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente lo capacita para vivir la vida de Cristo, y lo santifica hasta su partida con el Señor. No puede haber un creyente donde no moré el Espíritu Santo, ya que la presencia del Espíritu es una muestra de que esa persona es un hijo de Dios y le pertenece (Rom 8:9), y a la vez es una garantía que recibirá mas adelante la herencia que Dios ha preparado para sus hijos, el apóstol Pablo en su carta a los Efesios menciona: 

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Ef 1:13-14)

En tercer lugar se nos menciona, "el becerro de expiación, y los dos carneros", estos eran sacrificios de los cuales ya se han mencionado anteriormente, el becerro era de expiación, es decir para quitar la culpa y ser perdonado; los dos carneros, uno era para holocausto, que simbolizaba la consagración total de la persona, ya que todo el animal era consumido; y en segundo carnero era de consagración, para santificar y separar al ofrendante, en este caso al sacerdote que era Aarón. Todos estos sacrificios eran una figura del sacrificio de Cristo, el apóstol Pablo hace mención en su primera carta a los Corintios:

"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Cor 1:30)

Finalmente, en cuarto lugar se hace mención al "canastillo de panes sin levadura", recordemos que este era un tipo de ofrenda vegetal, el sacerdote se presentaba delante de Dios para ser consagrado, con un corazón sincero y habiendo limpiado de toda malicia, recordemos que la levadura en el Antiguo testamento, simbolizaba corrupción y en el NT, la malicia y incredulidad, en ese sentido este cuarto elemento nos permite poder ver que al presentar nuestras vidas a Dios para ser consagrados para su servicio, es necesario que nos presentemos sin la vieja levadura de maldad, mas bien participemos como dice Pablo de la fiesta con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad (1 Cor 5:8)

jueves, 19 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 7

 

COMENTARIO

En el capitulo 7 del libro de Levítico, se culmina hablando de las leyes especificas para los sacrificios (Lev 7:37), que inicio en Lev 6:8. Estos sacrificios fueron ordenados por Dios en el monte Sinaí (Lev 7:38). Es importante tener claro que estas leyes eran especificas para los hijos de Israel, y correspondían al Antiguo Pacto, pues esta ley la cual fue dada por Dios a través de Moisés, incluía el cumplimiento de la Ley, los sacrificios, y todas las ceremonias que se realizaban en el Tabernáculo. Todas estas leyes, al estar dentro del contexto del Antiguo Pacto, acarreaban la bendición de Dios cuando eran cumplidas, y por otro lado el castigo y aún la muerte, sobre aquellos que no las cumplían, q en algunos casos incluía, por ejemplo, el ser excluidos de la comunidad de Israel, a esto se refiere el texto cuando hace mención que aquellos que no cumplían las leyes de los sacrificios, serian "cortados de su pueblo" (Lev 7:25 y 27).

Estas leyes si bien ya no son vigentes para la Iglesia de Dios, tal como lo indica el texto de manera explicita, al mencionar que estas palabras eran dirigidas específicamente para los hijos de Israel (Lev 7:22.23,29 y 38). Sin embargo se pueden encontrar principios para la vida, que permiten conocer el cuidado de Dios para su pueblo y también de manera especifica para sus ministros.

Por un lado se hace énfasis en la limpieza que tenían que tener aquellos que participaban de alimentos en las ofrendas, como en el caso del sacrificio de paz, en el cual una parte podía ser comida por el ofrendante (Lev7:20-21). En ese sentido debemos recordar que cada vez que nos acercamos a la presencia de Dios para adorarle, y/o servirle, o participar de su mesa, debemos acercarnos limpiados por la sangre del Señor, con temor y reverencia.

Se ve también la provisión de Dios para los sacerdotes, quienes se hacían cargo de presentar los sacrificios. ellos participaban también del altar y recibían una parte de la ofrenda para su sustento alimentación (Lev 7: 9,10, 14, 31, 33-35), tal como lo indica el Señor: 

"Esta es la porción de Aarón y la porción de sus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, desde el día que él los consagró para ser sacerdotes de Jehová" (Lev 7:35).

Desde el AT, Dios establece que sus ministros, reciban su sustento por parte del pueblo. De esa misma manera en en NT, tal como indica el Apóstol Pablo, los que se dedicaban a la predicación del evangelio debían ser sustentados por sus iglesias locales (1Cor 9:13-14)

Por otro lado en este capitulo, Dios establece de manera especifica para los hijos de Israel, el abstenerse de comer grosura de buey, carnero o cabra (7:23), y sangre (7:26), vemos que estas leyes eran en este contexto especificas para los hijos de Israel, debido a que la sangre Dios la había destinado para la expiación, tal como se menciona en Lev 17:11: "Porque la vida de la carne en la sangre esta, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona"

Ahora, decimos que eran especificas, porque en Lev 17:12-14, se repite constantemente la frase: "he dicho a los hijos de Israel", dando a entender que este mandato era para ellos, considerando el contexto del Antiguo Pacto.

Es importante aclarar también que en el NT, estando ya bajo el Nuevo Pacto, en el libro de los Hechos, se hace mención que los apóstoles, dan instrucciones a Pablo, acerca de los gentiles que se habían convertido al Señor, haciendo referencia a que se tenían que abstener, de lo sacrificado a los ídolos, de ahogado, de fornicación y de sangre (Hchs 15:20, 28-29), ahora debemos considerar que en ninguna de sus cartas Pablo hace mención a estos mandatos, es mas el cuando habla de lo que las instrucciones apostólicas en la carta a los Gálatas, hace mención solo, que se le pidió que se acordara de los pobres (Ga 2:10), ello no quiere decir que Pablo haya desobedecido el mandato apostólico, pero es importante aclarar que los eventos del libro de hechos y algunas de sus instrucciones, deben considerarse a la luz de su contexto, y particularmente este tiempo era de transición, en el cual la Iglesia se estaba estableciendo, la revelación del Nuevo Testamento estaba en proceso, y la iglesia estaba conformada en su mayoría aún por Judíos. 

Entonces en cuanto a comer sangre, es importante recordar lo dicho por el mismo Señor Jesús: 

"Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos" (Mc 7:18-19)

y ell apóstol Pablo hace mención en su carta a los Romanos:

"...porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (Rom14.17-21).

Entonces, a la luz de lo dicho por el Señor, y lo enseñado por el apóstol Pablo en sus cartas, se concluye que para la Iglesia de Dios el comer sangre, lo que actualmente seria comer relleno, o alguna víscera, ya no seria considerado un pecado, como si era de manera especifica para los hijos de Israel. Sin embargo, tal como Pablo también enseña, uno es libre de decidir comer o no, con tal que lo haga con fe (Rom14.:22-23) y sin dañar la consciencia de los demás (1Cor 8:12), en ese sentido el comer sangre o cualquier otra cosa, que haga debilitar la fe de otros, seria un pecado, si lo hago con plena consciencia de ello. Nuestra actitud y comportamiento frente a este punto o cualquier otro que se trate de alimentos debe ser, lo que Pablo menciona:

"Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (Rom14.21).

"Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano" (1Cor8:13)



lunes, 9 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 6

 


COMENTARIO

En el capítulo 6 del libro de Levítico, se nos mencionan 4 leyes con respecto a los sacrificios, recordemos que en el AT, los sacrificios eran el medio que Dios había puesto para que el hombre pudiera acercarse a Él. Los  cuales eran una figura de aquel futuro y único sacrificio, el del Señor Jesucristo, que finalmente podría quitar el pecado del medio y reconciliarnos con Dios para siempre (Heb 10:14). Entonces encontramos en este capitulo: la ley de la restitución (Lev 6:1-7), la ley del holocausto (Lev 6:9), la ley de las ofrendas (Lev 6:14) y la ley del sacrificio expiatorio (Lev 6:25).

La ley de la restitución: Cuando alguien pecaba contra su prójimo, habiéndose robado algo, habiendo dañado o perdido algo que se le encomendó, o habiendo hablado mal de Él (Lev 6:2-3), era necesario por parte del agraviante que haga "Restitución" y un "Sacrificio" (Lev 6:4-6). En primer lugar tenía que restituir la falta, y si se trataba de dinero o de algún bien material tenía que devolver por entero lo dañado y añadir la quinta parte de ello. Esta ley había sido dada por Dios al pie del monte Sinaí y formaba parte de lo que se conoce como, la Jurisprudencia de Israel (Ex 22:1-15), es decir formaba parte de un grupo de leyes, que eran una extensión del Decálogo, y una forma de aplicar a situaciones cotidianas, los diez mandamientos dados por Dios a su pueblo. En la vida cotidiana del pueblo, se cometían una serie de pecados de esta índole, tal como se menciona en (Lev 6:7). En segundo lugar el agraviante tenía que ofrecer un sacrificio, animal sin defecto para su expiación, el cual presentará al sacerdote para su expiación y sería perdonado (Lev 6:7). 

Para nosotros, la iglesia de Dios, esta sección nos permite poder entender dos principios de un verdadero arrepentimiento. Por un lado debemos confiar en el perdón de Dios en virtud del sacrificio de Cristo y no en nuestros propios méritos, y en segundo lugar debemos estar dispuestos a restituir el daño causado, si hemos pecado contra nuestro prójimo, no basta con pedirle perdón. Debemos restituir lo dañado, lo robado, lo perdido, lo agraviado, añadiendo algo más aún de lo que hayamos agraviado, y si hemos hablado mal debemos estar dispuestos a restituir el nombre de la persona. El evangelio de Lucas nos narra la historia de un recaudador de impuestos llamado Zaqueo, el cual era odiado por todo su pueblo, pues robaba y era considerado un traidor, pero visitando Jesús aquella ciudad, se acercó a Él. y le dijo que le era necesario quedarse en su casa, a lo cual Zaqueo accedió gustosamente, Lucas nos narra que luego del encuentro del Señor con este hombre, Zaqueo hace la siguiente declaración: 

"He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" (Lc 19:8)

Luego de estas palabras, el Señor va a decir: 

"Hoy ha venido la salvación a esta casa..." (Lc 19:9).

Entonces vemos que para Dios, una muestra visible, concreta y real, que nos hemos arrepentido del mal hecho a nuestro prójimo es que ciertamente creemos y confiamos en la obra de su Hijo a nuestro favor, pero también que estamos dispuestos a restituir el agravio o daño cometido.

La Ley del holocausto: Recordemos que el holocausto era un tipo de ofrenda en la cual todo el animal se quemaba en el altar y la sangre se derramaba alrededor del mismo (Lev 1:5-9). En el verso 12 y 13, se hace mención a que el fuego no se apagaría, arderá continuamente, y de alguna manera esto nos habla de la necesidad de que constantemente se mantuvieran los sacrificios sobre el altar, para que Dios pueda habitar en medio de su pueblo. Vemos ahora que el sacrificio del Señor Jesús fue hecho una sola vez y para siempre, y es suficiente y completo, a través de ese único sacrificio como lo dice el autor del libro de Hebreos, nos ha hecho perfectos para siempre y a quitado de en medio el pecado (Heb 9:24-26; 10:11-14). En segundo lugar esto también nos habla de la necesidad de que nuestras vidas estén de manera constante puesta en el altar de Dios, el apóstol Pablo en su carta a los Romanos menciona:

"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Rom 12:1-2).

Es decir cada día como hijos de Dios debemos presentar nuestra vida a Dios para que el la santifique y nos llene de su Espíritu, para vivir como es digno de Él, debemos ser conscientes que no podemos vivir agradando a Dios en nuestras fuerzas, necesitamos presentarnos cada día delante de Él, y tomar de Él. Él es la fuente de la fortaleza espiritual.

Por otro lado debemos avivar el fuego de Dios en nosotros, corremos el riesgo de caer en la comodidad o por las pruebas y dificultades, dejar de servir a Dios con el mismo fervor que al inicio, el apóstol Pablo le dice a su discípulo Timoteo:

"Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2Tim1:6)

La ley de las Ofrendas y del Sacrificio expiatorio: En esta sección se nos dan leyes específicas en cuanto a los tipos de Ofrendas que se han explicado en capítulos anteriores. Vemos que en el caso de las Ofrendas que se presentaban tanto el pueblo como los sacerdotes debían presentarlas, y de estas ofrendas, el sacerdote recibía una parte para su sustento y alimento (Lev 6:16-17 y 26), de esa manera el sacerdote participaba del altar, esto era considerado cosa santísima y solo el sacerdote podía comer de estas ofrendas. Tal como lo menciona el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios: 

"¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?" (1 Cor 9:13)

“Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?" (1Cor10:18). 

Las únicas ofrendas que no podían ser comidas por los sacerdotes eran aquellas cuya sangre había sido introducida al Tabernáculo (Lev 6:30 cp Lev 4:5 y 16).

Todo esto nos hablaba que desde el antiguo testamento Dios había ordenado que los sacerdotes que se dedicaban al servicio del Tabernáculo, recibieran su sustento del mismo. De la misma manera Dios ha determinado que sus siervos, aquellos que se dedican a la predicación y enseñanza de la Palabra sean sostenidos por sus iglesias locales, esto es justo delante de Dios, tal como lo menciona el apóstol Pablo: 

"Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1Cor9:14)


martes, 3 de noviembre de 2020

LEVÍTICO 5

 

COMENTARIO

El capítulo 5 del Libro de Levítico nos describe una serie de sacrificios por pecados particulares, que nos permiten entender que quien deseaba acercarse a la presencia de Dios tenía que estar limpio, aún de pecados que en muchos casos habían sido cometidos por ignorancia (Lev 5:17-18) y en otros casos se trataba de actos en los cuales no se había actuado bien, pudiendo hacerlo (Lev 5:1). En el NT, Santiago nos va a mencionar en su carta: "Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo" (Stgo 4:17)

Los hijos de Israel en su vida cotidiana al igual que nosotros estaban expuestos a diversas circunstancias que muchas veces podían llevarles a cometer estos pecados, ya sea de manera voluntaria o aún por ignorancia. Vemos que había la necesidad de presentar sacrificios para que las culpas sean quitadas y una vez que el sacerdote hacía expiación por la persona, esta podía tener la seguridad que era perdonada (Lev 5: 10, 13, 16 y 18). Es importante entender la necesidad diaria que tenemos del perdón de Dios, es por ello que el cristiano es llamado a un constante arrepentimiento”, que no es lo mismo que decir que puede pecar deliberadamente pensando después en pedir perdón, sino más bien el ser conscientes que fallamos, que pecamos, que vivimos en una naturaleza caída, y que cada día necesitamos ser limpiados. 

La falta de conciencia del pecado es una afrenta contra Dios, puede llevar a que se tenga un concepto de uno mismo equivocado, y hasta pensar que no somos lo suficiente malos, como para necesitar confesar pecados cada día, un concepto bíblico acerca de nosotros mismos es crucial, no podemos caer en el extremo de pensar que Dios no nos va a perdonar por lo que hemos sido antes de conocerle, pero tampoco podemos pensar que ya no cometemos pecados, y que esas "pequeñas faltas” no son tan graves, no es así, todo pecado es una afrenta contra Dios, es por ello que la Biblia nos revela que todos somos pecadores, y que estamos por esa condición destituidos de la Gloria de Dios, pero que a su vez todo aquel que se acerca en arrepentimiento y fe en Cristo, es justificado gratuitamente (Rom 3:23-24).

Entonces vemos, en la primera sección (Lev 5:1-6) se menciona acerca del testigo que no está dispuesto a denunciar el hecho, leyes sobre impurezas de no tocar cadáver o inmundicia de hombre y el jurar en vano (Lev 5:1-4). Muchos de estos pecados eran imperceptibles por las demás personas, pero a pesar de ello el texto nos menciona que la persona: “llevará su pecado” (5:1), “será inmunda y habrá delinquido” (5:2), “será culpable” (5:3 y 4). Todas estas faltas hacían culpable a la persona la cual necesitaba ser espiada y perdonada, para ello era necesario primero la CONFESIÓN, del pecado.

“Cuando pecare en alguna de estas cosas confesará aquello en que pecó” (Lev 5:5)

Los hijos de Dios podemos tener la seguridad que Dios nos perdonará, pero debemos confesar nuestro pecado, el rey David, nos menciona que mientras él trató de ocultar su pecado y no lo confesó, aún su salud física se vio afectada, pero cuando lo confesó, Dios le dio libertad y lo perdonó.

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos, en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salm 32:3-5)

El apóstol Juan dirigiéndose a la Iglesia de Dios, menciona: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn 1:9)

En nuestra cultura actual se mencionan frases como por ejemplo: "si no le hace mal a nadie no está mal" o "si te gusta hazlo”; en estas frases encontramos al hombre como centro de su vida, pero a la luz de la Biblia, Dios es el centro de todo, no el hombre; entonces cuando pecamos, es contra Dios, a él le fallamos en primer lugar, y así pensemos que no le hizo mal a nadie, la falta fue contra Él y él si la ve. David en su Salmo de arrepentimiento va a mencionar:

"Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre" 

(Salmos 51:1-5)

En la segunda sección (Lev 5: 7-13), se nos demuestra que nunca habrá ninguna excusa para no ponernos a cuentas con Dios. En el caso del pueblo de Israel, Dios había provisto una serie de sacrificios desde la persona que tenía recursos, el cual podría traer un animal para ofrecer (Lev 5: 5-7), hasta el más pobre, el cual podría traer una ofrenda vegetal "de flor de harina" (5:11). Para nosotros Dios ha provisto un único sacrificio por el cual todos sin distinción podemos acercarnos a Dios para ser perdonados (Heb 9:26b; 10:12). La solución al pecado humano ha sido dada por Dios, y es la sangre de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, la cual es eficaz para limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:7, 9). Entonces cuando una persona es condenada, entonces no solo es por los pecados que cometió, sino más bien porque habiendo podido acceder al perdón a través del Señor Jesús, lo rechazó. El apóstol juan menciona en su evangelio, las siguientes palabras del Señor: 

"Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas" (Jn 3:19)

Finalmente, en la tercera sección (Lev 5:14-19), se nos describe que tanto el pecado por yerro o por ignorancia, ambos son pecados, y necesitan ser perdonados, esto nos lleva a entender que Dios había provisto una solución para los pecados, pero esta solución era temporal, hasta que llegara a aquel, cuyo sacrificio podría de manera verdadera y definitiva quitar el pecado y hacernos nuevas personas para Dios. Entonces Cristo murió, no solo por aquellos pecados visibles y grotescos, que aún los hombres pecadores condenan en sus leyes civiles. Sino también por aquellos pecados imperceptibles para el ojo humano, aquellas envidias, egoísmos, malos deseos y pensamientos y aún aquello que pensamos que no le hace mal a nadie, por nuestra indolencia y mala disposición a hacer el bien. Cristo murió por todo ello a fin de poder hacernos aceptables delante del Padre, y que podamos un día entrar a su reino donde nada malo, sucio, ni vil entrará (Ap 21:27).